domingo, 23 de enero de 2011

Because the night


Durante el día, Dios y Satanás luchan en el cielo por la supremacía. Y todo cuanto existe se estremece con la vibración de su batalla inmortal. Podréis verlos, si os fijáis bien: mirad el cielo y veréis sus estelas entrelazadas como dos serpientes entre las nubes. Si sois lo suficientemente atentos, sentiréis el suelo polvoriento latiendo a cada estocada. Todo procede de esta batalla: la luz del sol, el fuego y las palabras. Nada podría detenerlos, porque el movimiento es su destino.

Pero por la noche, los dos combatientes se estrellan contra la tierra y se hacen el amor desesperadamente. El denso rumor del silencio es el aliento de sus abrazos. Y en ese momento las parejas copulan, las mujeres se quedan embarazadas y las flores nocturnas se abren y exhalan su perfume del Otromundo. Durante las horas de profundo azul, Dios y Satanás se aman sobre el asfalto y de su unión procede aquello que no se ve: el lado oscuro del sol, el gajo oculto de la luna.

Porque el día es para la batalla.

Pero la noche pertenece a los amantes.


Música: Because the night (versión de Cascada... aunque algunos podrían matarme por ello, lo sé)

martes, 11 de enero de 2011

Cosas bonitas

-Me voy a morir -balbuceó, clavándome las uñas en el brazo.
-No te vas a morir. Te he permitido todas las canalladas del mundo desde que éramos niños, pero esta de morirte no. Te lo prohíbo.
Sonrió sin fuerzas.
-Ya era hora de que me dijeras alguna cosa bonita (...)


Mario Vargas Llosa, en Travesuras de la niña mala.

jueves, 6 de enero de 2011

Encuentro en el Ben & Jerry's


















Ayer me encontré a Dios. Estaba detrás de la nevera en una heladería, desincrustando pacientemente una cubeta de helado con una espátula de metal. ¿Que cómo sé que era Dios? Muy fácil, me sirvió un helado de tres bolas cuando yo sólo había pedido dos, y me cobró sólo las dos, todo eso con una sonrisa radiante. Y cuando me marchaba, vino corriendo detrás de mí y me dijo "¡Espera! Te has dejado diez céntimos". Me los dio, aún sonriendo, y se volvió a la heladería. Yo me marché dejándole en aquel Ben & Jerry's, preguntándome si el resto de clientes aquel día serían conscientes de que el mismísimo Dios era quien les sonreía desde detrás de la nevera, desincrustando pacientemente una cubeta de helado con una espátula de metal.


Cuento creado en treinta segundos entre Jota y yo, a raíz de un "No hay ni Dios" "¿Cómo que no? Está ahí detrás de la nevera". Intepretadlo como queráis. Yo estoy de exámenes T.T