tag:blogger.com,1999:blog-52733657607591847602024-02-21T04:45:05.471-08:00La Emperatriz de BelsanBelsanhttp://www.blogger.com/profile/02366008753784185497noreply@blogger.comBlogger178125tag:blogger.com,1999:blog-5273365760759184760.post-15344073777964141962018-01-09T13:56:00.000-08:002018-01-09T13:59:01.504-08:00…y hasta más verNo sé si alguien seguirá aún este blog; lleva abandonado más de dos años, así que no culpo a nadie por haberse largado. Es lógico.<br />
<br />
Lo cierto es que el período de vacío desde mis últimas entradas hasta hoy coincidió con una de las peores épocas de mi vida. Cliché, lo sé, pero todo el mundo sufre al menos una vez en la vida. Mucho ha cambiado entremedias. La muchacha que abrió una cuenta en Blogger era una universitaria de diecinueve años con la luna en los ojos y un futuro misterioso frente a ella. Qué había en él, que me aspen si entonces lo sabía, pero eso no le impediría saltar a él con la cabeza por delante.<br />
<br />
Casi una década ha transcurrido desde ese primer post. Nos hacemos mayores.<br />
<br />
Ésta es la última entrada que escribo. El tiempo de divagar, de subir poemas sin corregir y de desgañitarme donde nadie me oiría ya ha terminado. Mi vida y mi trabajo son diferentes ahora, porque yo soy diferente. Y el mundo en el que vivo es diferente también. Ahora sé que puedo construir cosas, si las deseo. También sé que las palabras han de medirse y los esfuerzos dosificarse, y un sinfín de cosas más.<br />
<br />
La estudiante de Historia que escribía para no morirse de asco en clase ahora es profesora, y quiere ser escritora de verdad. Aunque sea humildemente. Aunque sea en los agujeros que dejan las horas de su trabajo precario. Aunque sea de vez en cuando. Aunque sea para no morirse de miedo.<br />
<br />
La jovencita enrabietada que gritaba ¡NO! a la primera de cambio y tenía la terrible sospecha de que el mundo estaba podrido bajo sus pies ahora es una mujer con ansiedad que sigue furiosa pero ha aprendido a callarse mientras cierra los puños y se prepara para las hostias. Y esta vez la van a oír.<br />
<br />
He crecido, y es la cosa más aterradora y dolorosa y maravillosa del mundo.<br />
<br />
Ésta es la última entrada que escribo.<br />
<br />
Mi blog profesional está <a href="http://www.mjcerutiandres.es/" target="_blank">aquí</a>.<br />
<br />
Y mi espacio personal, <a href="https://douceurcolere.tumblr.com/" target="_blank">aquí</a>.<br />
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Buenas noches, María José de 2009. Conseguimos vivir.Belsanhttp://www.blogger.com/profile/02366008753784185497noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5273365760759184760.post-52301066608181048782015-12-31T03:54:00.002-08:002016-01-02T17:01:42.645-08:00Una joven bruja (estudio de personaje)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgI3RuymVB9fssSiguO-QxDVvh54xbF9elhW65srUZDR_db28AViw5Xydy6drlfRXH8OiO5Etg5OpJnqXg97RJ7mL5bpWml_UeK8dIamt8hxP4MNMhyJJcGsFvhE8yqbpeVSVc9czHY_z4/s1600/Foto+del+di%25CC%2581a+31-12-15+a+la%2528s%2529+12.44.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgI3RuymVB9fssSiguO-QxDVvh54xbF9elhW65srUZDR_db28AViw5Xydy6drlfRXH8OiO5Etg5OpJnqXg97RJ7mL5bpWml_UeK8dIamt8hxP4MNMhyJJcGsFvhE8yqbpeVSVc9czHY_z4/s400/Foto+del+di%25CC%2581a+31-12-15+a+la%2528s%2529+12.44.jpg" width="400" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Imagino un personaje. Una joven bruja.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">No una bruja centenaria de aspecto engañoso, de esas que esconden su maldad atávica tras el rostro de una jovencita; una de esas criaturas tan explotadas en los medios porque los narradores de historias quieren una hechicera poderosa y experimentada pero no soportan la idea de que no resulte sexualmente apetecible. No. No quiero eso. </span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Una bruja realmente joven. Diecisiete, diecinueve, veintiún años. Una bruja que ha visto, conocido, sentido la magia como una sombra en el corazón desde el día de su nacimiento, hábil y bien entrenada en unos poderes oscuros que puede convocar como si respirase, pero indiferente, voluble y violenta como sólo son los adolescentes. Ése es el personaje que busco.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Quiero un rostro anormalmente impecable; quiero una carne extraña sólo a la segunda mirada, demasiado limpia, como si no fuera en verdad carne. ¿Es cera? ¿Es plástico? ¿Qué pasa contigo, niña? Quiero unos ojos ojerosos y oscuros, en los que la pupila casi se fusione con el iris (¿casi…? Pero juraría que… no. Imposible). Quiero lagrimales afilados como cuchillos, quiero cejas permanentemente fruncidas. Quizá es odio. Quizá es sólo irritación sempiterna. Quiero que cuando sonría lo haga sólo con un lado de la boca, y que esa sonrisa consiga que el imbécil que le ha dicho "estarías más guapa si te rieras" se quede paralizado de terror.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Quiero dientes vagamente torcidos, como los colmillos de un animal. Quiero una ortodoncia con las gomas negras. Quiero tinte para el pelo y restos de lápiz de ojos mal puesto. Decolorante barato. Laca de uñas mordida. Capas y capas de ropa arrugada. Quiero un gorro oscuro tapando unas greñas mal cortadas y unas pestañas densas que raramente parpadean.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Quiero una crueldad indiscriminada, despreocupada. Impasible. Quiero una ira puntual, silenciosa, toda ojos desorbitados y dientes destapados y saliva que burbujea, una risita para después, "oh, ¿este brazo amputado era tuyo? ¿Ésos eran los huesos de tu abuela? Cuánto lo siento". Ja. Ja. Ja. Neutral maligna. Ni lo sé, ni me importa.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Quiero un cuerpo que refleja y absorbe la luz a voluntad, una luminosidad enfermiza, demasiado limpia, demasiado. Un hueso mondo, un huevo cascado, restos de una masacre mucho tiempo después. Quiero un personaje discretamente repulsivo, un personaje en que no oculta ninguna putrefacción (la corrupción es para alguien que alguna vez ha sido bueno), un personaje al que no se observa, no se toca, no se desea. Un personaje que se teme. Aunque no sepas por qué.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Quiero silencio. Unos labios casi siempre cerrados. Sonrisa de medio lado. Quiero alguien que no pide perdón por las cosas que hace porque no se le ha ocurrido juzgar sus propias acciones. Unos dedos que hilan maldiciones con uñas sucias. Una olla que humea en una vitrocerámica rayada. Un conjuro susurrado entre nubes de café y beleño y una jovencita que se carcajea, no como una villana de opereta, si no como una cría escandalosa que fuma en el parque a la una de la mañana. Con sangre en las manos, sangre en los zapatos, sangre en la cara. Ups. Vaya.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-align: justify;">Imagino un personaje así. Una joven bruja. Malvada. Limpia. Callada. Blanco y negro y rojo. El monstruo que nunca hemos visto. El monstruo que no nos dejaron ser.</span>Belsanhttp://www.blogger.com/profile/02366008753784185497noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5273365760759184760.post-86793943861370833642015-12-01T02:13:00.001-08:002015-12-21T13:53:35.857-08:00Mañana<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxhk6QYgciSwuc7-g67dl6psEdG6XIrRr_xdd7iEy8Em5r7erEAOddp22cuz68BRbGTFPaSHMfbxBAOXK8dgJkBYdrHzepqKsiHhrs8rH3uxXaXND4bJWt8U4ax-cC_twiNyce7eubPNk/s1600/shutterstock_60417475-1024x680.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxhk6QYgciSwuc7-g67dl6psEdG6XIrRr_xdd7iEy8Em5r7erEAOddp22cuz68BRbGTFPaSHMfbxBAOXK8dgJkBYdrHzepqKsiHhrs8rH3uxXaXND4bJWt8U4ax-cC_twiNyce7eubPNk/s400/shutterstock_60417475-1024x680.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
Han pasado tantos años<br />
y aún hay noches en las que temo<br />
a tu recuerdo de largos dedos<br />
agazapado bajo la cama.<br />
Ha pasado tanto tiempo.<br />
Tantas cosas han cambiado.<br />
Este ordenador ya no es el ordenador<br />
de aquella vez;<br />
esta yo ya no es la yo que fui.<br />
En la mañana temprana,<br />
con su luz blanca y fría como leche,<br />
cuando el té aún humea, caoba al fuego,<br />
y yo sólo creo, creo y transformo sin que nadie me juzgue,<br />
en la mañana en que por fin sé quién soy<br />
y puedo ver con claridad las sendas<br />
que se esconden en la maleza<br />
doy gracias con las manos alzadas<br />
por ser libre de ti.<br />
Atrás han quedado tus sonrisas tóxicas<br />
y tus uñas como navajas;<br />
atrás han quedado los horrores que me prometías<br />
cubiertos de purpurina.<br />
Sigues siendo el monstruo en el armario,<br />
pero yo viví.<br />
Yo viví.<br />
Y aquí estoy,<br />
mañana temprana,<br />
té que humea,<br />
futuro incierto,<br />
pero con la profunda convicción<br />
de que ya nunca vendrás a por mí.<br />
He crecido, jardinero desgraciado.<br />
He crecido.<br />
Y estas cicatrices no son puntos para tu equipo.<br />
Son galones para mí.<br />
Quizá nunca sea libre del todo<br />
de tu sombra en el pasillo;<br />
eres un monstruo, lo sé bien,<br />
y tus dientes dejaron marca en mis pesadillas.<br />
Pero yo viví para ver otra mañana.<br />
Viví, viví, viví,<br />
hijo de puta,<br />
viví y estoy aquí.<br />
Y tú hoy no me reconocerías.<br />
Te he ganado.<br />
<br />
<span style="color: #3d85c6;"><b>Hace tiempo que no escribo poesía, pero hoy me he alegrado de ver que no la he perdido. Ayer durante una sesión de terapia saltaron varios recuerdos sin analizar, varias consecuencias quedaron claras, varios nexos se establecieron; hoy yo sigo siendo pequeña y temblorosa, pero vivo una mañana más. He tenido miedo, tengo miedo (dios, cuánto miedo tengo) pero vivo.</b></span>Belsanhttp://www.blogger.com/profile/02366008753784185497noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5273365760759184760.post-41729874916364305612015-10-25T06:49:00.000-07:002015-10-25T06:49:07.158-07:00<a href="http://lapetiteplanethe.com/concurso-relato-breve/relato-breve-2015/" target="_blank">Mi primer galardón.</a><br />
<br />
No, qué va, no estoy llorando.Belsanhttp://www.blogger.com/profile/02366008753784185497noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5273365760759184760.post-35868421394851980542015-10-14T11:05:00.001-07:002015-10-15T14:12:53.456-07:00Manifiesto de una mujer peluda<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3lrcjYqWLYXo_MC8Ul0Er579y7S9aw7E5j1g_dAWvUWT4NtU50ol5dah3513Mft-9OWz7iIGg_dY91U3ssY3s7Wg3nM9YIGdTouZiv_XuRonz7gC7iKEWLTJ1vQF1JCe9SYX8UvIGQq8/s1600/Co%25CC%2581mete+esto.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3lrcjYqWLYXo_MC8Ul0Er579y7S9aw7E5j1g_dAWvUWT4NtU50ol5dah3513Mft-9OWz7iIGg_dY91U3ssY3s7Wg3nM9YIGdTouZiv_XuRonz7gC7iKEWLTJ1vQF1JCe9SYX8UvIGQq8/s400/Co%25CC%2581mete+esto.jpg" width="400" /></a></div>
Ahora mismo, mientras escribo estas palabras, me dan ganas de reírme. Con una risa amarga, claro. Porque lo cierto es que nunca, en ningún momento de mi vida (tampoco ahora) he sido una persona peluda.<br />
<br />
El vello de mis piernas y brazos es tan fino y rubio que no se ve, a menos que sepas qué estás buscando. No tengo bigote ni patillas; no me sale pelo en los nudillos, ni alrededor de los pezones (sorpresa sorpresa, eso es algo bastante normal). Tengo dos mechoncitos discretos en las axilas, y una línea finita que baja del ombligo. Mis cejas presentan cierta tendencia punk en los extremos centrales, pero nada especialmente festivo. El vello de mi pubis es tan poco tupido que se ve la piel que hay debajo, y apenas se extiende hacia mis ingles. Todas las personas que me han visto quitarme la ropa en algún punto de mi vida post-pubertaria están de acuerdo en que tengo muy, muy poco vello en el cuerpo. Y sin embargo, ahí está el título de esta entrada. Porque la cosa es que no soy una persona peluda. Pero sí soy una MUJER peluda.<br />
<br />
Dejé de depilarme entre los dieciocho y los diecinueve años. Llevaba haciéndolo desde los doce o trece; para mí, como para miles de niñas alrededor del mundo, la primera vez que mi madre me llevó a la esteticién para que me hicieran la cera fue un hito, un logro desbloqueado en el videojuego de la feminidad tradicional. Primero la regla (noción <a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Cissexism" target="_blank">cisexista</a> esa), luego la depilación: ya era una mujercita. Y las mujeres se depilan. Punto. No hacerlo ni siquiera se me pasó por la cabeza. No depilarse era de guarras, de sucias, era algo asqueroso que le provocaba escalofríos a mi madre y arcadas a mi padre (no estoy exagerando). Me depilé durante unos seis o siete años. Visto en retrospectiva, no es mucho tiempo. Sin embargo, no compensa la mierda que he tenido que soportar desde que no lo hago.<br />
<br />
El invierno en que tomé la decisión de dejar de depilarme fue duro. El feminismo había entrado en mi vida con fuerza, echando robustas raíces en el terreno abonado de mi rebeldía natural; hasta hacía dos días no conocía ni los conceptos ni las palabras necesarias para expresar mi malestar ante los comentarios inapropiados de mis profesores acerca de mis pechos, las humillaciones sexualizadas a que me sometían mis compañeros y contra las que ningún arma era eficaz, los "así son las cosas" y los "algo habrá hecho ella" y los "¿tú qué eres, puta o monja?" y los "eres de puta madre, tía, eres como un tío". Toda mi vida había sospechado que algo iba mal, y ahora estaba empezando a comprobar no sólo que tenía razón, si no que no era la única que se había dado cuenta. Entre los numerosos bastiones de la feminidad normativa que estaba empezando a combatir, la depilación obligatoria acabó por asomar su fea, pelada cabeza, y sentí horror por primera vez. Una cosa era demostrar que podía jugar el juego de los hombres (cosa que, como aprendería más tarde, en realidad es hacerle la cama al patriarcado) y otra muy distinta considerar exponerme de esa manera. Llevar una bandera física de mi desviación de la norma. Hacerme voluntariamente blanco de todas esas cosas horribles que se decían de las mujeres sin depilar. Dios, ¿quién querría que la llamaran guarra? ¿Sucia? ¿Asquerosa? ¿Que las cabezas se volvieran en su dirección cuando levantara los brazos y los cuchicheos se elevaran, "mira a esa tía, qué grima"? ¿Quién elegiría voluntariamente esa ordalía? Me di cuenta que el único motivo por el que me depilaba era el miedo a qué pasaría si no lo hacía.<br />
<br />
Ese día tiré la crema depilatoria.<br />
<br />
Porque, verán ustedes, ésa es, en realidad, la motivación detrás de este artículo. Como he dejado bien claro anteriormente, soy una tía peluda. Con pelo en los sobacos. Y en las piernas. No me depilo el vello del pubis. Ni siquiera me lo recorto. Cuando voy en ropa de baño se me salen los vellos de las ingles, que son pocos pero tienen cierta voluntad de bigote. Tomé la decisión de dejar de depilarme hace siete años; fue una decisión política, una rebelión, un acto de desafío y un paso hacia la libertad.<br />
<br />
NO.<br />
<br />
LO HICE.<br />
<br />
PORQUE.<br />
<br />
ME GUSTARA.<br />
<br />
Aprendí a gustarme sin depilar con el tiempo. Fue un esfuerzo consciente, una batalla psicológica contra mí misma, contra mis complejos, mis prejuicios, contra mi machismo interiorizado. Tuve que deconstruir por completo toda esa parte de mí, y reconstruirla desde cero. Cada día que me desnudaba en el baño y me miraba al espejo, una voz dentro de mi cabeza gritaba "¡Qué feo! ¡Qué asco! ¿No te da vergüenza?" Cada vez, mi voz consciente tenía que esforzarse por gritar más alto. "¡Cállate! ¡Estoy perfecta! ¡No hay nada malo en mí!" No fue fácil. A día de hoy, todavía oigo los ecos de vez en cuando, y tengo que remangarme para hacerlos callar. Es un trabajo que probablemente no se acabe nunca.<br />
<br />
Gustarse depilada, eso es fácil. En la cultura en la que vivimos, carecer de vello casi por completo (si obviamos las pestañas y los pocos pelos que la pinza te haya dejado en las cejas) es un requisito indispensable para la belleza femenina. No existe un "pero". No hay un "sin embargo". El axioma es tan radical que incluso en los anuncios de productos depilatorios la modelo en cuestión se pasa la cuchilla por una pierna que YA está afeitada. Depilada, aún puedes ser guapa. Sin depilar, ni lo sueñes. Se nos intenta hacer creer, sin embargo, que es una elección libre. "No, yo no me depilo por los chicos, yo me depilo porque quiero". "A ver, yo prefiero depilarme, cada una que haga lo que quiera". Mentís, señoras. Lo que pasa es que no lo sabéis.<br />
<br />
Depilarse de por sí no tiene nada de malo. Pero viene con una carga social que no deberíamos ignorar tan alegremente. "Elegir" depilarse es tan sencillo que prácticamente no es una decisión, es seguir la corriente. Elegir no depilarse no sólo requiere una reflexión profunda de carácter social y político; también requiere valor. Porque al final del día, nadie persigue a las chicas que se depilan. Nadie se cachondea de ellas. Nadie las insulta por depilarse. A las chicas que no se depilan les pasa constantemente. Tienen que aguantar comentarios y opiniones no deseadas de desconocidos. Tienen que aguantar miradas de asco. Tienen que aguantar incluso acoso y humillación por parte de sus propios seres queridos (nunca olvidaré a mi padre intentando manipularme emocionalmente con el "sufrimiento" que le causaría a mi abuela por atreverme a existir sin afeitarme las axilas. Nunca). No sólo tenemos que batallar con la voz en nuestras cabezas repitiéndonos que somos repugnantes. Tenemos que aguantarnos al mundo en pleno dándole la razón. Y lo peor es que cuando nos quejamos del maltrato, siempre aparece el iluminado de turno para explicárnoslo. "Aquí cada uno que haga lo que quiera. A ver, a mí me gustan depiladas, pero habrá de todo, ¿no?"<br />
<br />
NO.<br />
<br />
HOSTIA QUE NO.<br />
<br />
En primer lugar, el concepto de que decidir si te depilas o no depende exclusivamente en si placerá o no a los hombres es tan jodido que no sé por dónde empezar. Pero lo que me ha impulsado a escribir esta tarde es esa ceguera voluntaria ante el funcionamiento del mundo y la construcción social de las expectativas y los deseos. Me ha tocado escuchar a decenas de señores muy de izquierdas, muy progresistas ellos, con su banderita republicana en Facebook y todo, contarme la mandanga de que no ven dónde está el problema, que yo soy libre de hacer lo que quiero (y ellos son libres de huir dando alaridos en cuanto me baje las bragas y no vean un chichi completamente tonsurado), que no ven a qué viene tanta queja y tanta reivindicación. Privilegio es creer que algo no es un problema, sólo porque no es tu problema. Y luego, claro, están las chicas que tampoco se han planteado este tema en su vida y que no entienden por qué estás tan enfadada, es más, ellas son las que deberían estar ofendidas porque, después de enumerar detalladamente todas las microagresiones que tú y tus axilas peludas vivís a diario, no te has acordado de aclarar que por supuesto, depilarse también está bien y no pasa nada porque te depiles. Señora, si quiere que alguien le recuerde que depilarse es de puta madre (que, de hecho, es la única manera correcta de vivir) prenda la tele o abra la primera Cosmopolitan que le pase cerca. O pregúntele a mi padre, que estará encantado de darle la razón. A mí déjeme en paz, que ya tengo bastante con lo mío.<br />
<br />
Siete años más tarde, el trabajo no está completo (ya he dicho que probablemente nunca lo esté) pero puedo decir orgullosamente que he aprendido a querer y admirar mi propio cuerpo tal y como es. Pelo incluido. Cada vez que alzo los brazos para verme el vello de las axilas, lo hago en un gesto de victoria; cada vez que me acaricio el vello del pubis lo hago con cariño y el inmenso placer de estar en paz con mi cuerpo. Me siento preciosa sin depilarme: ése es uno de los mayores triunfos que he obtenido en mi vida. Pero (y por eso escribo esto) no ha sido gratis. Han habido insultos, han habido humillaciones, han habido lágrimas. Y los siguen habiendo. Una mujer que se ha depilado toda su vida no tiene ni idea de cómo se siente eso.<br />
<br />
Así que como vuelva a venirme otro imbécil a decirme que aquí cada una hace lo que quiere y ya está, voy a tener que estrangularlo con mi inmundo, repulsivo, peludo sobaco.<br />
<br />
Que tengan ustedes un buen día.Belsanhttp://www.blogger.com/profile/02366008753784185497noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5273365760759184760.post-36160008337826826302015-09-23T09:49:00.000-07:002015-09-23T09:49:20.026-07:00El diario secreto de Deméter<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIR98e3WbrydvWmX6uJochaHoPqXZAgh5lyODQgTLNcaYyc3pYv_wsn9vOcnufN3PyQutcNKEQ3UrMMSryaj0lPIaaEyFZe88CeGo4odjujKkIgAuMIEixep_CBtJEVDMjucUQxRvaPe8/s1600/granadas_1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIR98e3WbrydvWmX6uJochaHoPqXZAgh5lyODQgTLNcaYyc3pYv_wsn9vOcnufN3PyQutcNKEQ3UrMMSryaj0lPIaaEyFZe88CeGo4odjujKkIgAuMIEixep_CBtJEVDMjucUQxRvaPe8/s400/granadas_1.jpg" width="400" /></a></div>
Dicen que durante el invierno, Perséfone está en los infiernos, y que Deméter se lamenta y se lamenta, y que por eso la vida en la tierra se marchita y muere. Dicen que no es hasta la primavera, en que su hija regresa, que Deméter despierta de su duelo, y la vida retorna.<br />
<br />
Mienten.<br />
<br />
¿Quién tuvo la idea de que el invierno es estéril, y de que es en verano cuando la vida bulle? Un nórdico, sin duda. Pero se equivoca. ¿Qué saben los norteños de los veranos inmisericordes? ¿Qué saben los norteños del ardiente estío mediterráneo, que desciende sobre la tierra como el aliento de un dragón y lo quema todo, todo, las flores y el alma, y que dejan la tierra parda, pelada, temblando de fiebre? ¿Qué saben ellos del silencio al rojo quebrado sólo por el gemido de las cigarras, el sol de plomo fundido sobre los campos, qué saben ellos de sequía y de polvo, de la sed de la tierra, de un mundo que arde hasta dejar sólo la costra reseca y una esperanza sudorosa, jadeante de que en algún momento el fuego ha de apagarse? ¿Qué saben ellos, en fin, del alivio del otoño, del regalo de las primeras lluvias, del fresco beso de la brisa, de la vida que se asoma de su madriguera cuando el alquitrán en llamas vuelve a ser mundo?<br />
<br />
Nada. No saben nada.<br />
<br />
Mientras el verano prende candela a la tierra, Perséfone se esconde entre las sombras del Tártaro, y Deméter llora y duerme, acurrucada bajo las piedras como la serpiente que hiberna, soñando con fruta y cereales mientras afuera el sol abrasa el rostro del mundo. Es en otoño, cuando el agua vuelve; es en otoño, que el sol recula; es en otoño, cuando las noches se alargan y los candiles se encienden y el frío alivia las llagas de la tierra quemada que Perséfone asciende y Deméter despierta, y ofrece su abrazo redentor a los mortales. Cuando la sequía ha terminado y las lluvias empapan su <i>khiton</i> Deméter camina entre nosotros, ofreciendo sus dones. Y su corona es de uva y granada, de setas e higos, de membrillo y castaña, Deméter con sus mejillas doradas de manzana y sus cabellos color de nuez y sus manos generosas de trigo, rebosantes de dones. El calor ha terminado, es hora de despertar, es hora de revivir. ¡Salve, Cloé, salve Malófora, que devuelves la vida a la tierra, que renaces tras el fuego!<br />
<br />
Dicen que Deméter se lamenta en invierno, y que es en primavera cuando vuelve a la vida.<br />
<br />
Mienten.<br />
<br />
<br />
<span style="color: #e69138;"><b>Y como Deméter que renace tras el duelo, después del calor del verano yo también despierto,</b></span><br />
<span style="color: #e69138;"><b>y vuelvo a la vida.</b></span>Belsanhttp://www.blogger.com/profile/02366008753784185497noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5273365760759184760.post-42956214434894314392015-09-17T10:26:00.000-07:002015-09-17T10:26:34.772-07:00Elegía de Madre Orca<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhru3wpG6wC7wiZWKQXTkyfOzyNfwIGqH7fQB3jlucSPEABiiFk-rNW2MO0_vAsqPejM1KKt_FlbWvtEJRPUA9P_mHh7Omsp0WNh3Jwf6_A_0X8Qj7n63PRhzh_zHSCtHuPKPc9NHdL4ms/s1600/YmxKvmi.jpg.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="267" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhru3wpG6wC7wiZWKQXTkyfOzyNfwIGqH7fQB3jlucSPEABiiFk-rNW2MO0_vAsqPejM1KKt_FlbWvtEJRPUA9P_mHh7Omsp0WNh3Jwf6_A_0X8Qj7n63PRhzh_zHSCtHuPKPc9NHdL4ms/s400/YmxKvmi.jpg.png" width="400" /></a></div>
Madre Orca era la reina de los mares.<br />
<br />
Madre Orca era más vieja que la tierra, y desde luego tan vieja como las aguas; de dónde vino, nadie era lo suficientemente anciana como para saberlo. Quizá los dioses la pusieron en el océano para que guardara eternamente su alma. Quizá nació al mismo tiempo que el mar, su existencia ligada indefectiblemente al azul de las profundidades. Madre Orca era, desde siempre, reina de los mares. Y durante siglos había nadado, y hasta el fin del mundo nadaría, millas eternas de agua oscura, un fantasma de sombra y luz danzando entre las olas: Madre Orca, guardiana del océano, titánide del poder. Madre de todos los mares.<br />
<br />
Madre Orca era una vieja guerrera, y su reluciente cuerpo blanquinegro estaba cruzado, como un mapa, por cicatrices de antiguas batallas; guardaba el recuerdo del sabor de la sangre y el alarido de sus enemigos, y en su enorme corazón el fuego de la libertad y el inabarcable amor del mar.<br />
<br />
A Madre Orca le quitaron a sus hijos. Los hombres vinieron, con sus barcos como cuchillos, intrusos, intrusos, y se llevaron a sus hijos. Los hombres vinieron, con sus redes y sus arpones, y arrancaron del agua a los cachorros del mar. El bien mayor, lo llamaron; un futuro mejor, una oportunidad de saber. Títeres. Mascotas. Muertes lentas a la deriva en piscinas de miseria, endogamia y circo. A Madre Orca le quitaron a sus hijos. Y Madre Orca nunca olvidó, y nunca perdonó.<br />
<br />
Madre Orca juró venganza, y su alarido perforador se oyó resonar a través de todos y cada uno de los mares y océanos del mundo, y llegó hasta las magras islas que los hombres llaman Tierra. Pues no es más que su inherente arrogancia lo que impulsa a esas criaturas a llamar tierra a un mundo cubierto casi por completo de agua. Agua oscura, el dominio de Madre Orca. Y hasta la tierra llegó su rugido de dolor y de odio, y resonó en sus pesadillas, e hizo sangrar sus tímpanos. Los hombres se llevaron a los hijos de Madre Orca. Los hombres lo pagarían con su carne.<br />
<br />
Y lo pagaron. La luna, compañera del mar, iluminó con su frío resplandor las tripas que flotaban entre las olas; Madre Orca nadaba negligente, herida y orgullosa, sus hijos vengados, pero jamás devueltos al mar. Aquellos a quienes la Tierra roba ya jamás regresan. Y Madre Orca lloraría eternamente lágrimas de aceite por sus hijos robados, por el mar huérfano, por la crueldad de los hombres; y en las noches azules bajo la luna saltaría sobre las aguas como un ángel de los mares, duelo y poder, la fuerza primigenia que arrebató las vidas de quienes la hirieron y las entregó en sacrificio al océano. ¿Qué es el rojo de una sangre frente al azul inmenso del mar?<br />
<br />
Madre Orca era la reina de los mares. Emperatriz de luto, augusta y terrible; diosa de las profundidades, guardiana de las olas. Madre Orca aún guarda las aguas, velando porque nunca más vengan los hombres a robarse a los hijos del mar.<br />
<br />
En noches como ésta se la oye cantar su epopeya de poder y gemido.<br />
<br />
Madre Orca, reina de los mares.Belsanhttp://www.blogger.com/profile/02366008753784185497noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5273365760759184760.post-8789210976172520672015-08-18T08:04:00.001-07:002016-01-02T17:21:53.622-08:00Rosa de Bulgaria<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXboLf-h_VumdXIr7o0_l-vYSXralqWKVkXWEk_ZclJttaMiGMzWIe2Odg23ZTYR3X6ua1HIsNAGU3NFv9DP2_S5Xmbf6MicqjrPW7PD-O8vQ03IMLQDWleyjiPL23NKfXfl_gAMbx0yc/s1600/tumblr_nrdkm4hGMe1r4hhzeo1_400.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXboLf-h_VumdXIr7o0_l-vYSXralqWKVkXWEk_ZclJttaMiGMzWIe2Odg23ZTYR3X6ua1HIsNAGU3NFv9DP2_S5Xmbf6MicqjrPW7PD-O8vQ03IMLQDWleyjiPL23NKfXfl_gAMbx0yc/s1600/tumblr_nrdkm4hGMe1r4hhzeo1_400.png" /></a></div>
Rosa, la rosa,<br />
tú eras la rosa.<br />
Rosa morena de noche.<br />
Rosa dorada de Sofía.<br />
Rosa, muchacha,<br />
tú eras la rosa de bronce,<br />
rosa de mi pecho,<br />
muchacha,<br />
tú eras la rosa.<br />
La rosa negra de tu pelo.<br />
Rosa estrella de tus ojos.<br />
En mi corazón renqueante<br />
rosa roja de tus labios.<br />
Rosa, la rosa,<br />
tú eras la rosa,<br />
muchacha de madera,<br />
pétalos de cobre.<br />
En tu piel la tierra,<br />
en tu corola mi alma,<br />
en tus besos la rosa,<br />
rosa la rosa,<br />
mi rosa rosa.<br />
Tu mirada en mis rodillas<br />
vencidas,<br />
el oro de tus manos,<br />
la rosa que tú eras,<br />
la rosa que yo amo.<br />
Oscura rosa de Bulgaria.<br />
Rosa, la rosa,<br />
tú eras la rosa.Belsanhttp://www.blogger.com/profile/02366008753784185497noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5273365760759184760.post-88718081719123181912015-04-30T10:40:00.000-07:002015-05-03T13:25:23.854-07:00La peregrina y la criatura<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyZZbW4ChKtrW8ezJ-77Pgnnyns7xB9IcRQiyZsTUSENx0FjU6ocRttLQZeHLKCIpwzn1_vs8-ME2C7nAV4811CwXyKZiuBYzJ_V9L1Ct0EkOoV194oTBhrMTo_yFug5e-On15Vl9RA0o/s1600/IMG_20150422_111719.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyZZbW4ChKtrW8ezJ-77Pgnnyns7xB9IcRQiyZsTUSENx0FjU6ocRttLQZeHLKCIpwzn1_vs8-ME2C7nAV4811CwXyKZiuBYzJ_V9L1Ct0EkOoV194oTBhrMTo_yFug5e-On15Vl9RA0o/s1600/IMG_20150422_111719.jpg" height="400" width="300" /></a></div>
<br />
"Pronto todo acabará".<br />
<br />
Había una vez una peregrina que caminaba por un largo y frío camino. Y junto al chasquido crujiente de sus pasos y el trémolo de su respiración, el único sonido que se oía en ese camino era el susurro repetido una y otra vez por la peregrina, como una oración.<br />
<br />
"Pronto acabará. Pronto todo acabará"<br />
<br />
A la peregrina la acompañaba otro ser. No era una persona, aunque a ratos parecía tener cabeza y brazos. Tampoco era un animal. La criatura estaba hecha de sombra, era negra como la ceguera, y a veces mutaba como el humo. Más que caminar, se deslizaba junto a la peregrina, pero no exactamente a su lado, si no siempre a un paso por detrás, acechando por encima de su espalda. La criatura no hablaba, y la mayor parte del tiempo la peregrina actuaba como si no estuviera ahí. Pero sí que lo estaba, y ella lo sabía. Sólo miraba al frente, y seguía andando.<br />
<br />
"Pronto acabará. Pronto todo acabará"<br />
<br />
La peregrina estaba muy cansada, y a veces tenía que parar para refugiarse en algún agujero y dormir. Aquello hacía que el camino pareciera aún más largo, pero la peregrina no podía seguir sin parar. Había perdido mucha sangre en batallas pasadas, y se sentía muy débil. La criatura la seguía a todas partes. No se comunicaba de ninguna manera, pero en ocasiones alargaba uno de sus espigados apéndices (a veces una garra, a veces uno de muchos tentáculos oscuros) y tocaba el hombro de la peregrina; inmediatamente ella agachaba la cabeza y ralentizaba sus pasos, y se encorvaba sobre sí misma como un tallo truncado, y acababa por pararse sobre el camino. Podía permanecer allí horas, tal vez días, balanceándose sobre los talones, mientras el helado toque de la criatura le calaba la carne y le congelaba poco a poco el corazón. Y la criatura le susurraba al oído; no palabras, si no silencio. Y ese silencio le llenaba la cabeza de agua helada, y la peregrina ya no sentía dolor, ni cansancio, ni miedo. Ni deseo. Ni ilusión. Ni esperanza.<br />
<br />
Y por eso, cada vez que la criatura la tocaba, a la peregrina le costaba más y más separarse y seguir andando. Otros peregrinos pasaban caminando por su lado, cada uno enfrascado en su propio camino, y le dirigían miradas de extrañeza o de preocupación. Sólo miradas. Nada más. Nadie podía ayudarla, y nadie lo haría. Aquello era un asunto entre la peregrina y la criatura de sombra.<br />
<br />
Había días en que la peregrina conseguía alejarse cierto número de pasos de la criatura, lo suficiente como para dejar de notar el frío. O días en que la criatura parecía menos oscura, menos amenazadora, y podía pasar por una sombra entre los árboles o un charco en el camino, si no se la miraba demasiado. Esos días la peregrina se atrevía a apretar el paso, y se reía un poco, el corazón algo más liviano, y conseguía avanzar más lejos en su senda. Eran días buenos, y la peregrina se sentía agradecida por ellos. Cada pequeño momento lejos de la criatura era una joya engarzada en su corazón.<br />
<br />
La criatura, empero, siempre volvía. La peregrina tenía que vivir con ello. Había días en los que parecía crecer, se hacía grande, inmensa, hasta tapar el sol, y la peregrina andaba encorvada, un solo paso a la vez, con el corazón demasiado cansado para llorar. El peso de la criatura no le dolía, sólo iba aplastando, aplastando, aplastando, dejando sin aire su voluntad y sus sueños. En esos momentos la peregrina iba tan despacio que parecía detenida, y el camino se quedaba tendido a sus pies, burlón e inacabable.<br />
<br />
Y sin embargo, la peregrina había llegado a conocer a la criatura, y a quererla, de alguna manera. La criatura era parte de ella, nacida de ella, y la peregrina no podía sentir amor por sí misma sin sentirlo también por la criatura; sombra, sí, pero nacida al fin y al cabo de su propio corazón. Algunas noches, cuando sus pies y su alma ya no daban más, la peregrina yacía en brazos de la criatura, flotando en un mar oscuro como la muerte, y sus mejillas sin lágrimas se elevaban en la más tenue de las sonrisas, pues en aquellos momentos no sentía nada: ni angustia, ni miedo, ni duda, ni dolor. Nada. Y para un alma tan cansada, aquello era una bendición. Al día siguiente, el camino habría de proseguir; pero esas noches, por un instante, su corazón podía dormir.<br />
<br />
Ésta es la historia de una peregrina, y de su criatura de sombra.<br />
<br />
La historia aún no ha terminado.<br />
<br />
<br />
<span style="color: #6fa8dc;"><b>El dibujo es mío; es uno de una serie muy larga que trata de representar a esa criatura oscura, la sombra de los tentáculos que se sube a la espalda. El Monstruo.</b></span><br />
<span style="color: #6fa8dc;"><b>Hace meses que sufro de ansiedad, intercalada con períodos de apatía y depresión estacional. He tenido un par de episodios de autolesiones (algo que no había hecho desde el instituto), que afortunadamente no se han repetido.</b></span><br />
<span style="color: #6fa8dc;"><b>Algunos días estoy bien, otros no tanto.</b></span><br />
<span style="color: #6fa8dc;"><b>Sea como sea, sigo siendo yo.</b></span>Belsanhttp://www.blogger.com/profile/02366008753784185497noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-5273365760759184760.post-17330488322854340742015-03-23T08:48:00.000-07:002015-03-23T11:19:39.795-07:00Tarta de ángel<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL9N9aaig9CbWXaIuMDmYP-CFhES5_oN-isBzypTPRj-KwpcVyJjHtFDu9KqdjJHLCpPkWvTXV08ItsVPChVYgx3ACCEHiX5EujloXy1s59qsPGy5HbZWl5ADGk17qTVpDci-F9Ef3mno/s1600/0861.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhL9N9aaig9CbWXaIuMDmYP-CFhES5_oN-isBzypTPRj-KwpcVyJjHtFDu9KqdjJHLCpPkWvTXV08ItsVPChVYgx3ACCEHiX5EujloXy1s59qsPGy5HbZWl5ADGk17qTVpDci-F9Ef3mno/s1600/0861.jpg" height="266" width="400" /></a></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-align: justify;"><br /></span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-align: justify;"><br /></span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-align: justify;"><br /></span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-align: justify;"><br /></span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-align: justify;"><br /></span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-align: justify;"><br /></span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-align: justify;"><br /></span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-align: justify;"><br /></span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-align: justify;"><br /></span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-align: justify;"><br /></span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-align: justify;"><br /></span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-align: justify;"><br /></span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-align: justify;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-align: justify;"><br /></span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-align: justify;"><br /></span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-align: justify;">Existe un tipo de bizcocho ligero que los estadounidenses llaman "angel cake". Tarta de ángel. La base está hecha de merengue de claras, y el resultado debe ser tan delicado que haya de cortarse con un cuchillo dentado, ya que uno recto lo aplastaría. Es un dulce esponjoso, blanco, liviano como una nube: comida para ángeles. Uno de esos postres que te exigen obtener una maestría en la cocina tan accidentada como el camino de la salvación, ya que hay mil cosas que pueden salir mal mientras lo preparas. Estornuda demasiado fuerte mientras se enfría, y tu </span><i style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-align: justify;">angel cake</i><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-align: justify;"> se derrumba sobre el plato como si no soportara la angustia de su existencia. Ésa es la idea que tienen los mortales sobre la divinidad y la pureza: que es delicada, enfermiza, que se quiebra al primer contratiempo. Así ven en la tierra la gracia de los ángeles. Ariel no puede disentir del todo (aunque realmente sólo cocina </span><i style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-align: justify;">angel cake</i><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-align: justify;"> cuando está teniendo un día particularmente mordaz): ser un ángel es un trabajo más bien pejiguero. Tiene sus recompensas, sí, y son maravillosas, pero al mínimo error que cometas, zas, fuego, destrucción, masa chamuscada por todas partes y un fracaso amargo que ningún postre puede aliviar. Ser un ángel es muchas veces un trabajo minucioso e ingrato, y Ariel lo sabe porque lo fue, hace tiempo. Ya no lo es. Ahora se dedica a la pastelería, que puede ser también minuciosa e ingrata, pero por lo menos da resultados tangibles que puedes comerte de una sentada a las cuatro de la mañana, regados con vino moscatel, cuando te asalta esa nostalgia vagamente arrepentida del ángel desertor que, a pesar de los horrores que ha visto, sigue teniendo un alma razonablemente blanca y esponjosa, como la <i>angel cake</i>. El problema del blanco (en las alas, en una tarta, en el alma), reflexiona Ariel, es que se ve demasiado la sangre. En más de un sentido.</span></div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif; text-align: justify;"><br /></span>
</div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">El negro es cómodo. La oscuridad, la noche, el rincón donde nadie mira: allí puedes dejarte ir, ser quien eres por una vez, hablar de los secretos que no quieres que nadie sepa y acurrucarte sin temor a que te vean. No tener miedo. En un alma negra, las salpicaduras de sangre no se ven; el negro te esconde, te abraza, te protege. Ariel se viste de negro casi siempre, y al diablo con los estereotipos: si sus mortales vecinos esperan que vaya por ahí paseándose con una inmaculada túnica flotante, van listos. No es que sus vecinos sepan lo que Ariel es, o era. Pero que les den de todas formas. Aparte de la soledad, y de esa vaga melancolía que nunca se va, lo que peor lleva Ariel de su vida en la Tierra son las disparatadas ideas preconcebidas que los mortales se inventan y a las que se aferran contra viento y marea, hieran a quien hieran. No es fácil ser una criatura sin género en un mundo obsesionado con sus ridículas dicotomías sexuales, por ejemplo. La mera existencia de Ariel en el mismo plano de sus vecinos, aquí, en esta pequeña ciudad, es una confusión andante para la mayoría de la gente. Algunos de ellos asumen que es un chico con la cara muy bonita, otros que es una chica con el pelo corto. Los hay que se rascan la cabeza y dan vueltas durante horas, tratando de decidirse entre uno y otra, y los hay que directamente van y preguntan, porque obviamente Ariel, en el momento en que empieza a existir fuera del binarismo de género, pierde automáticamente el derecho a la privacidad. "¿Tú eres nene o nena?" inquirió una vez una señora mayor, con una sonrisa extraña, en la cola de la frutería. "Ni lo uno ni lo otro" repuso Ariel, con una sonrisa más extraña todavía (ha sido ángel, a poner caras ultraterrenas no le gana nadie), pagó sus mangos y se largó de allí dejando una pequeña hecatombe ideológica volando entre las clementinas y los plátanos. Qué estrechos son los seres humanos, pensó más tarde Ariel, con más pena que rabia, mientras hacía <i>coulis</i>. Le duele profundamente el egoísmo humano, la violenta negativa de aquellos que están cómodos a hacer el más mínimo esfuerzo para hacerle un hueco a aquellos que padecen. ¿Y si el nieto de esa señora, ése que juega al baloncesto y saca tan buenas notas, fuera como Ariel a ese respecto? Entonces habría una persona más en el mundo con una abuela que se negaría a entender quién es. Ariel suspiró tristemente, y vertió el dorado jarabe de mango sobre una bandeja de tartaletas de queso.</span></div>
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Hubo un tiempo en que Ariel tuvo esperanza. No es que ahora no la tenga, claro está; si la hubiera perdido del todo hace mucho tiempo que hubiera encendido el horno de leña del patio y se hubiera sentado dentro, a ver si con la destrucción de su cuerpo físico Dios se decidía por fin a tener un detalle y alargaba la mano para llevarse su alma de vuelta al Cielo, donde no tuviera que preocuparse más por nada. Ariel sí que tiene esperanza, pero es diferente. Antes, la esperanza era como una luz. Era blanca y radiante y lo llenaba todo: llegaba hasta el último rincón del mundo, no importa los obstáculos que se encontrara. Antes, la esperanza era Esperanza con mayúscula. Ahora, que Ariel ha renunciado a su aureola y a su título, la esperanza es tan humilde y peleona como las hierbas que crecen entre los adoquines de la calle, feas e ignoradas, pero agarrándose a cada pellizco de tierra como si el mundo dependiera de ello. A día de hoy, la esperanza de Ariel es más una convicción, una rabiosa voluntad de hacer, de luchar, de transformar. Ariel sabe que el mundo puede cambiar. También sabe que no se va a cambiar solo. Así que aquí está, ocupando ilegalmente una panadería abandonada, paseando incansable por la ciudad y haciendo pasteles.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Ariel puede oír lo que los mortales piensan, y puede sentir lo que sienten. Por eso pasea tanto. Quiere saber quién es feliz y quién sufre, quién necesita que le sonrían en la calle y quién quiere que lo dejen en paz. Puede notar a quién le acaban de romper el corazón, y quién vacila al borde de una decisión que cambiará su vida. También oye los ocasionales "¿por qué lleva falda ese chico?" a su paso, pero eso es muy de vez en cuando. Afortunadamente, Ariel también conserva su habilidad para desaparecer del ojo humano cuando quiere. Y desde ese anonimato, Ariel ve, y a veces también sufre. Ve los rastros invisibles que dejan en las mejillas unas lágrimas que ya se han lavado. Ve el aura azul de aquellos que han decidido acabar con su vida, y que no permitirán que nadie les haga cambiar de opinión. Ve a los niños que alzan instintivamente las manos delante de la cara cuando papá o mamá levantan la voz. Ve a los adolescentes que llevan manga larga en verano y se rascan nerviosamente las costras del antebrazo. Ariel puede oler las drogas a través de la piel y con el viento en contra, puede oír los antidepresivos digiriéndose en el estómago de alguien. Puede notar en el paladar el sabor acre del fracaso, y sentir en la piel el hielo del miedo, sólo con fijar su atención en una persona. A menudo, puede acercarse de manera discreta, y ayudarla, si está en sus manos: un "buenos días", un "se te ha caído esto", una moneda dejada en un bolsillo ajeno, un disimulado pase con la mano que haga abrirse una flor, un ligero soplo de aliento en la dirección de alguien que se sentirá tranquilo y benevolente el resto del día, sin poder explicar por qué. La mayor parte de veces no hace falta más. La mayor parte de las veces. Las hay, obviamente, que requieren más esfuerzo por su parte.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Hay veces también, en que Ariel sabe desde el principio que no hay nada que pueda hacerse, que es demasiado tarde: la fe se pierde, el amor se desvanece, la violencia se impone, la Guardia Civil aparece para precintar la puerta. Esas ocasiones, Ariel vuelve a su casa con la cabeza gacha y hace cupcakes de terciopelo rojo con crema de vainilla, prepara cristal de azúcar y lo rompe, y va clavando los añicos en cada pastelillo, salpicándolo con sirope de fresa. Nunca llora, porque los ángeles no lloran, y aunque se haya retirado sigue conservando cierta deformación profesional. Pero sí que tira de vez en cuando algún molde de un lado a otro de la cocina.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La mayor parte del tiempo, sin embargo, Ariel se limita a vagar por la ciudad, con las manos en los bolsillos, sondeando a los humanos a su alrededor y haciendo lo que puede para aliviar su dolor. En noches como hoy, templadas y con una agradable brisa, y con el perfume de su último pastel de limón aún pegado a la ropa, Ariel se siente casi en paz. La mayoría de los ciudadanos duermen, o por lo menos empiezan a descansar, y sus pensamientos, así como sus sentimientos, son más calmos y perezosos. Cierto, aquí y allá hay parches de preocupación, como manchas de tinta tóxica en el aire, pero son menores, y Ariel adivina que pronto se los llevará el sueño. Está siendo una buena noche, piensa, casi con satisfacción, y tararea suavemente una nana, confiando en que la ciudad durmiente la oiga entre sueños.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Y entonces lo huele, y se para en seco. Oh, no. La noche estaba yendo tan bien. Pero ahí está: el hedor ácido de la humillación, elevándose a toda prisa desde el otro lado de la calle, resecándose y escamándose como la sangre de una herida olvidada. Ariel pone en juego todas sus habilidades de disimulo, y sigue andando.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Junto a la acera, frente a la puerta de cristal de un edificio de apartamentos, una chica se baja de un coche con las luces de freno puestas. Aun en la oscuridad, los ojos de Ariel pueden ver que sonríe con dulzura, y aun a esa distancia sus oídos oyen el tierno tono con el que habla. También nota, desde el fondo de sus huesos, el escozor de su vagina, el temblor de sus rodillas y el esfuerzo inconsciente que está haciendo por reescribir en su memoria los últimos sesenta minutos.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Nos vemos mañana, cielo -susurra la chica, y nadie en este puto mundo notaría nada raro, y Ariel lo maldice internamente por ello-. Te quiero. Hasta luego -y rodea el coche, y sube a la acera, y saca las llaves para abrir la puerta y se lleva sus náuseas y el dolor agudo de su cérvix, y Ariel tiene que pararse porque está a punto de gritar. Puede oírla todavía desde la escalera del edificio. "Al final nos lo hemos pasado bien" se convence a sí misma. "Me encanta el sexo. Yo quería que pasara. Ha estado bien. Yo quería que pasara". La rabia de Ariel arde tan alto que podría desinflar una tarta de ángel puesta en la ventana a diez kilómetros de donde está.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">El chico que conduce, una nuca oscura en el asiento del conductor, no se ha movido de su puesto; está fumando. Ariel huele el tabaco quemado, huele el sudor, y huele una satisfacción horrible y una absoluta falta de remordimientos. El desgraciado no sabe lo que ha hecho. Cree que es normal, cree que todo va como siempre. Siempre lo ha hecho así. No lo sabe. Ni lo va a saber.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Ariel camina lentamente hacia el coche, abriendo y cerrando los puños y recitando quedamente una lista de ingredientes para no rechinar los dientes. "Nueve claras, doscientos de azúcar glas, una de cremor tártaro" canturrea dulcemente, mientras descubre, con amarga ironía, que se ha dejado puesta la bata blanca de panadero con la que cocina. "Noventa de harina, un pellizco de sal, esencia de vainilla". Se para justo detrás del coche. El chico que fuma no se da cuenta. Esta va a ser una de las veces en las que un simple "buenos días" no va a arreglar el horror que acaba de cometerse.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<br />
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Media hora más tarde, Ariel se sienta en la enorme mesa de su cavernosa cocina, y se sirve un trozo ridículamente grande de tarta de limón, y la manga de su bata deja un rastro rojo y húmedo sobre el plato. Lo malo del blanco, piensa Ariel, es que se ve demasiado la sangre.</span></div>
Belsanhttp://www.blogger.com/profile/02366008753784185497noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5273365760759184760.post-20909599148414429032015-01-23T16:56:00.001-08:002015-01-23T16:56:47.160-08:00La flagelante<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhA8IX-ZpcYDDPBYXv8L9P2BU476IKMgBo3lExkYwJyLueBPWDe2ZEVzjyvstnkZ39DWDff4rMMuuPNVSKSZ5yMCrf4s584n-lSf7JQbvonzrFp74LbAXRUXY3-_BAKPh3dlE-8dfYs56A/s1600/Blood_Drops_by_senzostock.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhA8IX-ZpcYDDPBYXv8L9P2BU476IKMgBo3lExkYwJyLueBPWDe2ZEVzjyvstnkZ39DWDff4rMMuuPNVSKSZ5yMCrf4s584n-lSf7JQbvonzrFp74LbAXRUXY3-_BAKPh3dlE-8dfYs56A/s1600/Blood_Drops_by_senzostock.jpg" height="300" width="400" /></a></div>
¿Alguna vez has sentido<br />
como si todo en el mundo se apoyara en tus hombros?<br />
Como si toda la maldad,<br />
toda la ignorancia,<br />
toda la desidia,<br />
toda la crueldad,<br />
todo el horror de este perro mundo<br />
descansase sobre tu espalda.<br />
Oh, un dolor<br />
(Domine! Domine!)<br />
que no puedo exorcizar,<br />
que no parece querer irse.<br />
Por eso camino<br />
descalza y llorosa,<br />
vestida de esparto<br />
y con cenizas en la frente,<br />
por eso ofrezco<br />
a la noche silente<br />
estos miembros torturados,<br />
este gélido cilicio.<br />
Llévate, llévate el dolor,<br />
señor,<br />
dame la paz.<br />
Te daré la sangre de mis venas,<br />
por favor dame la paz.<br />
"Beguina, beguina,<br />
benzodiazepina";<br />
doblan las campanas<br />
y la procesión de los difuntos<br />
va cantando tu nombre.<br />
Cuántos corazones, tan rotos.<br />
Pero, ay, es que cuando muerde la navaja<br />
algo aquí al fondo grita "¡Vienen!"<br />
y la angustia corre a esconderse…<br />
¿Cuántas noches más, dios mío?<br />
¿Cuántas más<br />
cruces de sangre,<br />
rosarios de cuentas rojas,<br />
cuántos?<br />
Aparta de ti este cáliz:<br />
lo he llenado con mis venas.Belsanhttp://www.blogger.com/profile/02366008753784185497noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5273365760759184760.post-43016634500286746812015-01-15T11:04:00.002-08:002015-01-20T02:45:41.355-08:00…mas polvo enamorado<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEio-P0y7hMMhT3dOsSAK6tVaRTUCRz5Cjd2QrTrXUMixcGiyhYH200QHk9lwO38NFOCjjvgNbgOGTZN5E6JR1PXnpYcBDxTik0_HAy8tfUgabsWaJbZatjnj4a2So_A7OnvLyNVvDOjd9o/s1600/Baiser-de-la-Mort.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEio-P0y7hMMhT3dOsSAK6tVaRTUCRz5Cjd2QrTrXUMixcGiyhYH200QHk9lwO38NFOCjjvgNbgOGTZN5E6JR1PXnpYcBDxTik0_HAy8tfUgabsWaJbZatjnj4a2So_A7OnvLyNVvDOjd9o/s1600/Baiser-de-la-Mort.jpg" height="237" width="400" /></a></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Blai lleva siendo el guardián del cementerio más de cuarenta años, y para ser honestos no podría ser más feliz.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Hay otros trabajos en el mundo, pero este es el suyo, y le encanta. No es que sea un morboso, Dios lo libre, o que disfrute viendo el sufrimiento que casi siempre acompaña a la muerte. Nada de eso. Es que Blai es un hombre tranquilo, y pocos sitios hay en este mundo más tranquilos que un cementerio. El padre de Blai era el enterrador, y ya lo llevaba a veces a trabajar cuando tenía trece o catorce años ("para que te hagas fuerte y sepas ganarte el pan como un hombre", le decía medio en broma medio en serio, mientras Blai trataba de recuperar el resuello después de izar un ataúd particularmente pesado). Aún recuerda de aquellos días el profundo, reverente silencio de aquel camposanto tan pequeño y tan viejo, en aquel pueblo tan herido por la guerra. El tiempo ha pasado, y el pueblo pequeño se ha convertido en una ciudad, modesta pero animada; sin embargo, el silencio que se respira tras las tapias del cementerio sigue siendo el mismo desde que Blai llegó, y Blai reza porque siga así.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Además, si uno se sobrepone al rechazo aprendido que mucha gente le tiene a estar cerca de los muertos, un cementerio es un lugar objetivamente bonito, razona Blai. El sol brilla, los pájaros cantan, hay bancos para sentarse, rincones con sombra, césped en el suelo y flores por doquier; está todo lleno de nichos y lápidas, sí, pero ¿qué tiene eso de malo? Desde su puesto en la caseta de la entrada, durante años y años, Blai ha contemplado el paso de las estaciones, los ciclos ineludibles de la vida, y ha aprendido a aceptar la muerte con una paz de espíritu de la que está orgulloso. Todos nos morimos, eso está claro. Además, desde aquí, piensa Blai, ha conocido un lado de este pueblo que raramente se ve más allá de los muros de la necrópolis. Poniéndolos cerca de la muerte es donde vemos el lado más honesto y menos conocido de los vivos.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Están los matrimonios devotos, normalmente en una franja de entre cuarenta y sesenta años, que acuden con cierta regularidad (no demasiada) y que suelen pasearse sin mayor gravedad, a veces cogidos de la mano, tal vez visitando a unos progenitores cuya ausencia ya no les pesa pero cuyo recuerdo aún respetan. Los padres desconsolados de aquel chico que se mató hace unos años, cuya desolación siempre tendrá mucho de triste, eterna sorpresa. Las viudas ancianas, que aún guardan un luto arcaico y que aparecen como un reloj todos los domingos por la mañana, rezando el rosario entre murmullos. El señor mayor que acude cada quince de febrero y cada cuatro de septiembre a saludar a la hermanita que perdió cuando niño. Están incluso esas dos adolescentes góticas que aparecen de vez en cuando, se pasean charlando en voz baja y se sientan en los bancos cerca de los panteones grandes. Blai al principio desconfiaba de ellas, lo admite; es un hombre mayor, al fin y al cabo, y estas cosas modernas lo descolocan. ¿Y si les daba por hacer, yo qué sé, rituales satánicos o cosas de esas? Nunca se sabe. Pero los meses pasaron, y Blai acabó por darse cuenta de que sólo les gusta el ambiente del cementerio, y que van allí para estar tranquilas. Quién le iba a decir, ríe Blai para sí, que al final iba a acabar teniendo algo en común con dos quinceañeras con pintalabios negro y botas de bombero.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Salvo en el día de Todos los Santos, cuando el pueblo en pleno viene a acordarse de sus muertos, las cosas están tranquilas, muy tranquilas, y Blai ha acabado por aprenderse de memoria la cara, la voz y los ademanes de los visitantes regulares de ese cementerio que es tan suyo como su propia casa. La mayoría de ellos no tienen nombre (le hablan a veces, pero preguntar cómo se llaman no viene a cuento), pero tienen tanta entidad como vecinos cercanos o miembros de su familia extensa, y Blai los reconoce como tales sin necesidad de nombre.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Hay pocas excepciones. Una de ellas es el chiquito tímido que se llama Ángel.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Blai sabe que Ángel es su nombre porque una vez lo oyó hablando por el móvil desde la caseta. No le hizo falta asomarse, porque hacía tiempo que había registrado su voz. "Mamá, soy Ángel… nada, es que he visto que me has llamado. No, ahora estoy en la calle, pero puedo pasar de vuelta a casa. Sí… sí, no hay ningún problema. Ya nos vemos. Hasta luego". Así que el chico se llama Ángel, y no hay más que hablar. Tiene entre dieciséis y dieciocho años, le parece, pero Blai ya está mayor, y hoy en día los jóvenes crecen más despacio que antes (en su época a los catorce años ya eras un hombre hecho y derecho, piensa Blai acordándose de su padre); igual tiene ya veinte, pero va por la vida con cara de bebé.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Ángel es delicado de rasgos y casi siempre camina encorvado; Blai se pregunta si sus padres no se lo corregirán antes de que acabe con ciática o alguna cosa de esas. Tiene las pestañas muy largas, al igual que los dedos y las piernas, y siempre viste de colores pálidos, un poco formal para su edad, pero no demasiado. Viene un par de tardes a la semana desde hace como un año y pico, puede que dos; raramente falla. A Blai se le antoja que es un chiquillo triste. No sabe por qué; a fin de cuentas, realmente no lo conoce, y siempre que entra le da las buenas tardes con una cordial sonrisa. Pero es una sonrisa triste, insiste Blai para sí. Las sonrisas pueden ser tristes, y esa lo es. No sabe si será los hombros caídos, o el flequillo que siempre le baila encima de los ojos, o esos mismos ojos que miran porfiadamente al suelo, salvo cuando se le habla. O la misma manera de sonreír. O su vocecita suave. O Dios sabe qué. Blai no lo tiene claro, y sabe que tampoco es asunto suyo; sólo siente un cariño vago (tal vez compasión) por el chavalín, que parece que siempre anda cargando todas las penas del mundo a la espalda, pobrecico mío.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">En una cosa tiene razón Blai: Ángel está siempre un poco triste. No es nada grave, pero lo está; suele pasar a su edad. Lo que Blai no sabe es que eso es en buena medida porque Ángel se ha enamorado de uno de los muertos del cementerio.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">El muerto en cuestión se llama (se llamaba) Joaquín Boscà Rico, y murió en 1978, a los diecinueve años. Ángel no sabe qué fue lo que acabó prematuramente con su vida, y nunca lo sabrá, pero siente el pesar de esa muerte como una espina en el costado. No sabe nada, de hecho, del hombre al que ama, salvo su nombre, los breves años de su paso por la vida, y cómo era su rostro antes de morir: ha mirado hasta la saciedad esa fotografía de porcelana que adorna el nicho, el peinado anticuado de su melena castaña, sus gafas de ancha montura, su mirada risueña y profunda, dolorosamente tierna, anunciando un cariño que ya nadie recibirá. Eso es todo lo que tiene Ángel, y es todo lo que jamás tendrá; por eso Ángel está triste. Pero tiene diecisiete años, y está enamorado, y para él eso es todo lo que importa.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Conoció a Joaquín un día de Todos los Santos, acompañando a su madre a limpiar la tumba de la tía abuela Milagros. A Ángel no le había hecho nada de gracia, para qué engañarse; era un día de fiesta, y prefería mil veces pasarse la mañana viendo series online a tener que andar a los codazos en un cementerio lleno de bote en bote sólo para pasarle un trapo húmedo a la lápida de una señora a la que no recordaba. "Es tu tía, Ángel" dijo su madre con su voz de estar juzgándolo indigno, y Ángel se puso los zapatos gruñendo y la acompañó. Fue allí, entre cientos de personas vestidas de oscuro y abigarradas en las avenidas del cementerio, una danza de abrigos de otoño y flores, que Ángel vio a Joaquín por primera vez. Qué fue lo que vio en aquella tumba, en aquella foto, en aquel nombre tallado sobre mármol, que no hubiera en los demás nichos (ni en otras personas vivas, ya que nos ponemos en ese plan), Ángel no lo sabe. Tal vez fue el hecho de que Joaquín estaba solo. El resto de visitantes bullía arriba y abajo entre los muertos, limpiando polvo, renovando flores, presentando sus respetos, pero a Joaquín nadie le hacía caso. Su muerte no era tan antigua como para que su familia y su recuerdo se hubieran extinguido, pero no había nadie con él; sólo dos flores hechas de alambre y cuentas, quemadas por el sol de muchos años de soledad, que nadie había tocado ni tocaría. Entre la pequeña maceta del nicho y la placa de mármol había una telaraña, abandonada hacía ya tiempo.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Ángel se separó de su madre un momento, dejándola frotando la lápida de tía Milagros con bastante ánimo, y se acercó a aquella tumba solitaria, que se le antojaba como un interno huérfano en día de visita. Joaquín lo miró desde el pequeño óvalo de porcelana. Ángel le devolvió la mirada a su vez. "¿Dónde está tu familia?" preguntó desde dentro de su cabeza. Joaquín lo siguió mirando, sonriendo, sonriendo, y muy solo. Ángel sorteó a los familiares atareados como si no los viera y puso la mano sobre el mármol blanco, veteado de polvo, donde el artista fúnebre había grabado una cruz. Por qué hizo eso, tampoco lo sabía. Tal vez es que Ángel era joven e impresionable, y también se sentía muy solo a veces, sin ningún motivo aparente. Sus ojos dejaron de ver por un momento, volviéndose hacia percepciones más íntimas, y tuvo por un momento una certeza extraña, inexplicable, casi física: la certeza de que en algún momento Joaquín había existido, había estado presente, había tenido cuerpo, voz, aliento, que había podido ser tocado. Casi lo sintió a su lado, un fantasma corpóreo, tan intensamente real que Ángel se mareó un poco. ¿Por qué todo esto? Ángel ya ha dejado claro que no lo sabe.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-¡Ángel! -llamó su madre al terminar, y Ángel dio un salto y acudió al trote, turbado y con la carne de gallina. Su madre no le preguntó sobre lo que había estado haciendo. Sobre la lápida polvorienta de Joaquín quedaron las marcas de los dedos de Ángel.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Y Ángel regresó, sin tratar siquiera de explicarse las motivaciones detrás de su visita. Empezó paseando por el cementerio, vagamente, maravillándose de no haber descubierto hasta ese momento lo agradable del silencio de aquel lugar, catalogando las diferentes tumbas por fecha de defunción, pero acabó de nuevo delante del nicho de Joaquín, una vez y la siguiente y la siguiente. Se encontró sonriendo. Al acercarse a aquella lápida solitaria, donde aún se marcaban las yemas de sus dedos, volvía a sentir la idea de Joaquín, un muchacho real, con el pelo desordenado y aquella sudadera horrorosa, con sus gafas y su sonrisa inmensa, inabarcable, ya inalcanzable para siempre. "Has existido" se decía Ángel, ausente, y si desenfocaba la vista casi podía sentir esa realidad, el timbre de una voz, el calor de una carne. Y le picaban los ojos por aquel muerto tan solo, tan cercano.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Un mes después del primer encuentro, Ángel trajo un trapo y limpió a conciencia el polvo de la lápida, sin prisa, indiferente a los otros visitantes, al frío del atardecer de diciembre, a la oscuridad que lo encontraba rodeado de muertos. Después de navidad, sintiéndose un poco tonto, trajo flores de pascua de una floristería cercana y las puso en la maceta, junto a las flores de cuentas que la familia de Joaquín había olvidado hacía décadas. Se rió un poco. "Si mi madre supiera en qué me gasto el dinero de la paga" susurró, apoyando la frente contra la lápida recién abrillantada de Joaquín, y se lo imaginó riéndose a su vez, concurriendo con él en lo bizarro de la situación. No había estado tan en paz en toda su vida. Mientras se balanceaba imperceptiblemente, con la frente aún sobre el mármol, tuvo la certeza de que Joaquín estaba detrás de él, de pie, poniendo una mano en uno de sus hombros y apoyando la cabeza en el otro. Ángel tuvo un pequeño escalofrío al sentir su aliento en el cuello. Lo que son las cosas, se dijo; en la vida había estado así de próximo a otro ser humano, y la primera vez tenía que pasarle con un muerto.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Ángel le dijo "te quiero" a Joaquín una mañana ventosa de febrero. Asegurándose de que nadie rondaba por ahí, se apoyó contra la lápida y besó el mármol blanco, con una ternura de la que no sabía que era capaz. Algo se contrajo y se expandió en su vientre, haciendo que le temblaran las manos, y el te quiero se multiplicó vertiginosamente en su boca, en su garganta y en su pecho, y entendió por qué los que aman quieren gritarlo a los cuatro vientos, y entendió por qué se dice que el amor te vuelve estúpido. Que se lo dijeran a él. Blai lo vio salir más tarde, con los ojos enrojecidos y una sonrisa palpitante, y le dijo hasta luego como era lo habitual. Pobre chavalín, se dijo Blai, notando su aflicción, aunque a años luz de descubrir su origen. Pobrecito.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">A veces, mientras Blai riega los jardines o barre las hojas secas, Ángel habla con Joaquín. Le habla de cualquier cosa, de todo aquello que necesita poner en palabras, y utiliza el tono suave y dulce de los amantes. Y siente, con la certeza del primer día, la realidad de Joaquín escuchándolo, contestándole con una voz que ya no existe pero que puede sentir dentro de su cabeza, de su sangre y de su médula como un hecho innegable. A veces se aprieta contra la lápida con los brazos en cruz, el corazón desesperado contra hueso y mármol, y jadea y gime y se aguanta las ganas de llorar, porque Joaquín está muerto y lleva muerte desde antes de que él naciera y Ángel está solo, pero al mismo tiempo puede sentir a Joaquín contra él, el pelo contra sus mejillas, el pecho contra su pecho y sus brazos rodeándolo tan fuerte, tan fuerte, y sabe que está aquí, <i>joder</i>, que está aquí, y que lo ama, y la certeza de ese amor le revienta la columna y le parte los huesos.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">A veces, cuando el cementerio está particularmente vacío y Blai se queda en la caseta, escuchando alguna retransmisión deportiva o simplemente guardando la entrada, Ángel hace el amor con Joaquín, mordiéndose la lengua y agarrándose a su propia carne como se agarra uno a la vida, temeroso de quedar roto en pedazos, de que este amor acabe por romperlo, pero incapaz de parar. Cuando se masturba con la espalda contra el nicho y los ojos semicerrados por si aparece alguien y acaba en el cuartelillo (y demonios, ¿cómo le va a explicar eso a mamá?), la noción de Joaquín se hace más fuerte, más sólida, alimentada de placer y de locura, y Ángel siente la boca ahogada en un beso carnívoro, el cuello herido con labios y dientes, las manos hundiéndose en su cuerpo, tocándolo, fustigándolo, metiéndose hasta el fondo de su yo y dejándolo vacío de sí, lleno de él. Su sexo llora las lágrimas que él se traga, y cuando se sienta en el suelo del cementerio a limpiarse las manos temblorosas, herido por un amor trágico y precioso que tiene y no puede tener, Joaquín está con él, meciéndolo y consolándolo y susurrando palabras tiernas en su oído, y Ángel tiene la certeza de la sonrisa de Joaquín, ahora inmortal, grabada en el fondo de su corazón.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Ángel sabe que está bien jodido. Pero lo cierto es que Ángel tiene diecisiete años y está enamorado, y en esa situación cualquiera está bastante jodido.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Y una tarde como la de hoy, airosa y despejada, en que la calma del cementerio le resulta particularmente gloriosa, Blai sale de la caseta para avisar de que va a cerrar ya, y se cruza con Ángel, cabizbajo y con las manos en los bolsillos, y nota enseguida que el pobre muchacho ha estado llorando. Blai tiene por norma no meterse en la vida de los visitantes del cementerio (no es asunto suyo, eso está claro), pero el chavalín lleva viniendo ya mucho tiempo, y a Blai le da mucha, mucha penita que esté tan triste. Así que cuando Ángel repara en su presencia y se frota los ojos, avergonzado, Blai desempolva su actitud más casual y pregunta (con una voz que espera suene amable):</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-¿Todo bien, chaval? ¿Te pasa algo?</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Ángel lo mira y parpadea, y traga pesadamente. Transcurren unos segundos; no pasa nada, Blai no tiene prisa. Y luego, de manera inesperada, Ángel sonríe, con tantas ganas que le salen arruguitas en torno a los ojos. Blai aún está preocupado, pero se relaja un poco. Aunque no lo conozca, se preocupa por el muchacho.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-No es nada -dice Ángel, el rostro lloroso y brillante-. Es que estoy enamorado.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Y Blai suelta el aire, aliviado, comprendiendo por fin, y ríe con ganas, asintiendo en simpatía.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Aaaaaay, el amor. El amor es complicado, ¿eh, chaval?</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Ángel le sonríe agradecido y hace que sí con la cabeza, y se despide rumbo al portón, con esos pasitos lentos que lo hacen tan característico. Blai aún se ríe un poco más, con las manos en la cintura, y negando con la cabeza.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Anda que -dice para sí-. Venir al cementerio a pensar en el amor. <i>Animalet</i>.</span></div>
<br />
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Y recordando por qué le gusta tanto su trabajo, Blai sale a cerrar.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="color: red; font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b>Estoy empezando a pensar que igual tengo una fijación un poco rara con la necrofilia.</b></span></div>
Belsanhttp://www.blogger.com/profile/02366008753784185497noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5273365760759184760.post-61497820487609036102014-12-30T15:29:00.000-08:002014-12-30T15:29:38.160-08:00Dejad mi cuerpo aquíDejad mi cuerpo aquí;<br />
luché mi batalla,<br />
la batalla me ganó.<br />
Mi corazón se rompió<br />
con un ronco aleluya,<br />
mis miembros fueron cayendo<br />
en una sinfonía crepuscular,<br />
réquiem callado, un coro dulce<br />
y helado<br />
sobre la peligrosa belleza<br />
de este silencio asesino.<br />
Hoy perdimos a otra<br />
(lo siento tanto, mi niña,<br />
lo siento tanto)<br />
y yo ya venía triste.<br />
Puedo ver al Monstruo Oscuro reptar<br />
por los confines de mi visión,<br />
puedo sentir sus manos indiferentes<br />
y su aliento sordo en mi espalda.<br />
Viene a por mí;<br />
dejad mi cuerpo aquí.<br />
Cariño, diles que te quise.<br />
Que en el vidrio de mis ojos<br />
alguna vez se miró el universo.<br />
Y que ninguna otra jamás<br />
tenga que dibujar con tiza<br />
su último lecho;<br />
que ninguna vuelva a pintar rosas<br />
en el suelo<br />
con su último aliento.<br />
Dios, qué frío.<br />
Dejad mi cuerpo aquí.<br />
<br />
<span style="color: #6fa8dc;"><b>30/12/14</b></span><br />
<span style="color: #6fa8dc;"><b> DEP Leelah Alcorn</b></span>Belsanhttp://www.blogger.com/profile/02366008753784185497noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5273365760759184760.post-65951001117130315802014-11-24T14:34:00.003-08:002014-11-24T14:35:13.997-08:00La muerta viva<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoeH95W4zNpa1WJPnnOBKDbozOM-D6FgqDJqok-E5CiZSC3yXPDSl4J4sMcjECfMRSHE-FjKoQigKe6-xXYu945cg9x2_lPX_vFOZfKYRISYrV4ma8ysRyKHOiCykejhYp2mrWhS3XZ6M/s1600/Conejito.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoeH95W4zNpa1WJPnnOBKDbozOM-D6FgqDJqok-E5CiZSC3yXPDSl4J4sMcjECfMRSHE-FjKoQigKe6-xXYu945cg9x2_lPX_vFOZfKYRISYrV4ma8ysRyKHOiCykejhYp2mrWhS3XZ6M/s1600/Conejito.jpg" height="296" width="400" /></a></div>
<div>
<br /></div>
Morí hace un par de meses;<br />
<div>
nadie se ha molestado en notificármelo,</div>
<div>
pero yo lo sé.</div>
<div>
Una sabe esas cosas.</div>
<div>
Lo noto en el aliento estancado en la boca,</div>
<div>
lo noto en la putrefacción de los dientes.</div>
<div>
Lo noto en las manos heladas,</div>
<div>
en el silencio del pecho,</div>
<div>
en el rumor de gusanos en el estómago y los miembros.</div>
<div>
Estoy muerta.</div>
<div>
Los demás fingen que no se han dado cuenta</div>
<div>
y siguen hablando </div>
<div>
(siempre hablan)</div>
<div>
pero yo lo sé.</div>
<div>
No pueden mentirme.</div>
<div>
Todo este tiempo ha sido un gran error.</div>
<div>
Y lo cierto es que los vivos</div>
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-maleducados ellos-</div>
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no dejan a los muertos</div>
<div>
ni estar muertos en paz.</div>
<div>
Yo morí hace un par de meses</div>
<div>
y quisiera irme de aquí.</div>
<div>
<br /></div>
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<span style="color: #3d85c6;"><b>Hoy he tenido un día horrible.</b></span></div>
Belsanhttp://www.blogger.com/profile/02366008753784185497noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5273365760759184760.post-21597434921517378692014-11-12T10:28:00.000-08:002014-11-12T10:28:30.512-08:00Carta de una veinteañera desconsolada<div>
¡¿Joven?!</div>
<div>
<br /></div>
<div>
¿Joven para qué, puede saberse?</div>
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<br /></div>
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¿Por qué somos jóvenes? ¿Porque nuestros hombres aún no se han quedado calvos? ¿Porque aún no hemos parido? ¿Porque seguimos estudiando y estudiando, estudiando con una compulsión desesperanzada? ¿Eh? ¿Es porque no tenemos casa, ni trabajo, ni pagamos facturas? ¿Eh? ¿EH?</div>
<div>
<br /></div>
<div>
¿Jóvenes? ¿Jóvenes para qué? ¿Crees acaso que no estamos desesperados por una casa, un trabajo, unas putas facturas que por lo menos justifiquen, muestren, registren que tenemos algo propio, que nuestra vida existe, que somos un poco más que nada? (porque este puto mundo no reconoce más evidencia que el dinero, y nosotros ya estábamos atrapados en la partida antes de saber si queríamos jugar). ¿De qué, de qué nos sirve ser jóvenes? ¿Crees que nos llena de gozo no poder salir de las aulas (porque la alternativa es peor), estudiar año tras año para nada? ¿Crees que somos frívolos y despreocupados? Por dios, ¿en el culo de quién has tenido metida la cabeza todos estos años? No sabes nada. No sabes nada.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
¿Jóvenes? ¿Jóvenes de qué, si estamos más amargados y más solos de lo que jamás lo estuvieron aquellos que nos criaron prometiéndonos la luna? ¿Jóvenes para qué, que vamos dando tumbos de secretaría en secretaría arrastrando un cabreo el doble de grande que nosotros? Jóvenes de qué, que estamos atragantados de papeles y desmotivados y agotados y ya no suplicamos ni "una oportunidad, por favor" porque ya no creemos que tal cosa exista. Jóvenes. Ja. Trata de ser joven cuando tienes úlceras en los dedos y arrugas en el corazón. ¿Jóvenes? ¡¿Jóvenes?! ¿Qué sabes tú de ser joven, en primer lugar? ¿Es sólo lo que recuerdas de tu tiempo, una Arcadia feliz tan lavada por los años que ya no ves el sufrimiento, tan rellena de laureles y de suerte que no te cabe en la cabeza el profundo vacío de nuestro futuro? Siento robar tu corona de papel albal (porque no, no es de plata, no es de platino, es de <i>puto film de aluminio</i>, cállate), pero no sabes una mierda.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Deja de hablar de nosotros. Deja de hablar, de opinar, de lloriquear sobre lo que leemos, lo que decimos, lo que usamos, lo que deseamos y lo que amamos, deja de criticar desde tu polvoriento sillón nuestra ira y nuestros asideros en este hoy sin nada. Deja de codiciar nuestra edad como si se tratara de una panacea para tu amargura, porque es un insulto a nuestra desesperanza y a los sueños que no serán; deja de hablar porque no entiendes que ansiamos tu estable aburrimiento con una sed humillada, aunque sea un poco, porque al menos viene sin miedo, sin miedo. Deja de hablar de nosotros, porque no tienes permiso. Cállate.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
¿Jóvenes, jóvenes de qué, si puede saberse? ¿Crees que nos emborrachamos todos los fines de semana? ¿Con qué puto dinero, en primer lugar? ¿Crees que nos creemos invencibles? ¿Cómo, si nos repiten todos los días que nos derrotaron antes de avisarnos de que íbamos a la guerra? ¿Jóvenes cómo, si nos han chupado la sangre, la savia, la esencia, la esperanza? Jóvenes cómo, si nos han abandonado al tedio y al asco y a la nada. De qué sirve esta juventud, me pregunto, cuando es tan humillada, tan seca, tan burlada, tan sola.</div>
<div>
<br /></div>
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Jóvenes.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Jóvenes para qué.</div>
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<br /></div>
<div>
***</div>
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<br /></div>
<div>
La próxima primavera (y la primavera ha pasado a no ser más que una oscura metáfora) cumplo veinticinco años. A esa edad, mi madre ya tenía una casa propia, un trabajo relacionado con unos estudios que había disfrutado mucho, un marido del brazo y a mí en el útero: todo lo que siempre había querido. Yo tengo más títulos académicos de los que ella tuvo entonces, y eso es todo. Bachillerato, licenciatura, máster, idiomas: papel mojado, y una mochila vacía. Sin triunfo. Sin cambio.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
¿Acaso puedes detectar el fracaso</div>
<div>
si es todo lo que siempre has conocido?</div>
Belsanhttp://www.blogger.com/profile/02366008753784185497noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5273365760759184760.post-74804215956034992592014-10-28T15:01:00.000-07:002014-10-28T15:04:28.597-07:00El fantasma del mar<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOiDh1gnidbF9uxJ0MQey3TKBLCwrztLyN0Nkj2A-JcYWkTUhSG4X1b9RacLKpcbWO3U_pmeTFa1yh_3Zpy6wNYGpajHJhyphenhyphenOJkNWUeyecmqfSjmuXnyakBXWHhxxvXkfNYXapSQ_HMzJk/s1600/Cementerio+de+los+ingleses,+Ma%CC%81laga.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOiDh1gnidbF9uxJ0MQey3TKBLCwrztLyN0Nkj2A-JcYWkTUhSG4X1b9RacLKpcbWO3U_pmeTFa1yh_3Zpy6wNYGpajHJhyphenhyphenOJkNWUeyecmqfSjmuXnyakBXWHhxxvXkfNYXapSQ_HMzJk/s1600/Cementerio+de+los+ingleses,+Ma%CC%81laga.JPG" height="300" width="400" /></a></div>
Viejo cementerio<br />
cerca del mar;<br />
tumbas costradas de sal.<br />
<br />
Bajo el sol blanco,<br />
cruz de metal:<br />
en las arenas vengo a descansar.<br />
<br />
Sombras azules,<br />
calor glacial,<br />
a mediodía salen a penar.<br />
<br />
Al mar lejano<br />
se oye llorar;<br />
la muerte anda por el palmeral.<br />
<br />
Pasos de pulpo,<br />
andar sepulcral,<br />
cementerio, ¿a quién te vas a llevar?<br />
<br />
Llanto marinero,<br />
copla de salar:<br />
en la arena los muertos, muertos están.<br />
<br />
En los nichos viejos<br />
se pela la cal<br />
y los ahogados no saben cantar.<br />
<br />
Ladran los perros<br />
en el arenal,<br />
a mediodía nos vienen a llevar.<br />
<br />
Larga y horrible<br />
la mano del mar,<br />
la tumba aguarda a quienes morirán.<br />
<br />
Hueso mondo,<br />
agonía solar,<br />
los pasos de los muertos por el terral.<br />
<br />
Viejo cementerio<br />
cerca del mar,<br />
sol de plomo y la muerte<br />
vendrá.Belsanhttp://www.blogger.com/profile/02366008753784185497noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5273365760759184760.post-43535877541639068162014-10-15T13:58:00.001-07:002015-02-24T15:35:32.519-08:00Irat i tendre, bel·ligerant<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiuXxdj5dfH1hTHCgz4b4HtSjHaGl0AW3zpDobJA44ewFNiL2mYmjwxUm0nNchNsStQLeniPfhF1A1wMhau29EsCGW4boj456eS6hPGBbdJUrVkmGDlKvVRxjOZ0-uvpd2DZTvamRy8ZIA/s1600/Las-Fallas.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiuXxdj5dfH1hTHCgz4b4HtSjHaGl0AW3zpDobJA44ewFNiL2mYmjwxUm0nNchNsStQLeniPfhF1A1wMhau29EsCGW4boj456eS6hPGBbdJUrVkmGDlKvVRxjOZ0-uvpd2DZTvamRy8ZIA/s1600/Las-Fallas.jpg" height="300" width="400" /></a></div>
Tot canviarà.<br />
Ho canviarem nosaltres:<br />
tot canviarà.<br />
I canviarem amb ell,<br />
siga com siga,<br />
però canviarà<br />
i canviarem:<br />
si callem<br />
haurem perdut.<br />
Sigam fortes,<br />
sigam ingovernables,<br />
correm fins als arrels<br />
del dolor, de la ferida,<br />
d'aquesta sang que han fet rajar<br />
els inics<br />
del nostre futur.<br />
No ens deixarem caure.<br />
Mai, mai caure,<br />
mai callar;<br />
tractaran fins i tot d'arrencar-nos<br />
la llengua de la boca,<br />
la flor del pit;<br />
però tot canviarà.<br />
Nosaltres canviarem.<br />
El crit de les nostres venes<br />
no por ésser silenciat,<br />
l'esclafit de les nostres goles<br />
no el podran robar;<br />
les nostres mans lluiten.<br />
les nostres mans treballen,<br />
les nostres mans brutes<br />
de fang, de suor, de sang<br />
mai s'aturaran,<br />
i nosaltres tampoc.<br />
Els nostres ossos en flames<br />
fonamentaran els passos d'aquells<br />
que encara no han nascut;<br />
quan els nostres noms s'hagen oblidat<br />
encara bategarà la muntanya<br />
que acarona el cel,<br />
el crit dels nostres llavis<br />
serà una torre, una foguera, una abraçada,<br />
un poema en la llibreta d'una xica<br />
que un dia potellarà corones<br />
i estimbarà imperis.<br />
Tot canviarà.<br />
Nosaltres canviarem.<br />
I serà com un ball<br />
(ja ho deia Vicent)<br />
serà com un ball<br />
ardent de preguntes,<br />
bullent de fúria,<br />
fotut i bell,<br />
l'esperit.<br />
No podran amb nosaltres.<br />
I serem paraules en el temps<br />
i alarit de tabals,<br />
serem tot el que hem de ser<br />
i molt més,<br />
molt més que serem.<br />
Res no pot aturar-nos;<br />
la transformació bombeja<br />
als nostres cors.<br />
Tot canviarà.<br />
Ho canviarem.<br />
<br />
<span style="color: #6fa8dc;"><b>En los últimos meses han pasado muchas cosas. He empezado a estudiar de nuevo (y el máster da tanto o más asco que la universidad, qué demonios). He llegado a términos con mi sexualidad. Y además, he afianzado mi amor por los idiomas y he acabado comprendiendo que incluso el hecho de hablar comporta un posicionamiento político y cultural, y de que yo soy parte de ello, me guste o no. Las lenguas son la médula de las civilizaciones, y aunque nunca dejaré de ser extranjera a cierto nivel, extiendo un compromiso (es lo mínimo que puedo hacer) hacia el lugar que ha sido, mal que mal, mi hogar durante tantos años. Valencia se merece que se le hable en su propio idioma.</b></span>Belsanhttp://www.blogger.com/profile/02366008753784185497noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-5273365760759184760.post-15568859389750194082014-10-03T10:52:00.002-07:002014-10-03T10:56:18.667-07:00Una tetera, dos tazas<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJskWfeKA8Zeqg5E1ezkmKBiTQ0r_IcUNWNFkr4p8OWZ1J6GFEum3u6X-6beUSau4n1pWGiNywft9YcmTE4G6NzQkTPy3Hm4jZJsF-9apZf12kAA2NPesnwT9VLe3ab7QweIz4g5mCVCI/s1600/Find_love____by_someotherwhere.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJskWfeKA8Zeqg5E1ezkmKBiTQ0r_IcUNWNFkr4p8OWZ1J6GFEum3u6X-6beUSau4n1pWGiNywft9YcmTE4G6NzQkTPy3Hm4jZJsF-9apZf12kAA2NPesnwT9VLe3ab7QweIz4g5mCVCI/s1600/Find_love____by_someotherwhere.jpg" height="320" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Crédito de la fotografía: <a href="http://someotherwhere.deviantart.com/art/Find-love-112875699" target="_blank">someotherwhere en deviantArt</a></td></tr>
</tbody></table>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-He estado pensando en pasarme al té, ¿sabes? El café no me gusta.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Mireia se volvió desde el aparador con ademán confuso y miró a su amiga, sentada a la mesa de la cocina. El verano de 2008 estaba a punto de comenzar, y el sol entraba a raudales por el tragaluz que daba a la azotea, encendiendo un nimbo blanco sobre el lustroso pelo de Romina. Mireia levantó una mano, como pidiendo tiempo muerto.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Espera, espera. ¿Desde cuándo tomas tú café, para empezar?</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Romina se revolvió incómoda en su asiento.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Bueno, se acerca el Selectivo y tal… pensé que como había que estudiar tanto, me vendría bien. Como todo el mundo lo hace…</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-¿Y qué pasa, tú también querías ser popular? -se burló Mireia.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-¡Tenía curiosidad! -se explicó Romina, ofendida-. Pero creo que va a ser que no. Me he tomado un par de expresos esta semana, pero me dan… bueno, no me sientan bien -balbució.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Vamos, que te has ido de la pata abajo, ¿no?</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-¡Déjame en paz! -exclamó Romina, visiblemente avergonzada. Mireia volvió a su trabajo de buscar vasos en el aparador, aún riéndose.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Creo que mi madre tenía una cajita de té por alguna parte, si quieres.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Cuando la madre de Mireia entró en la cocina, encontró a las dos adolescentes sentadas a la mesa, bebiendo de dos vasos de duralex en los que infusionaban sendas bolsitas de té barato, aromatizado con vainilla y caramelo. Al contemplar la estampa, se le dibujó en la cara una sonrisa irónica que a Romina le recordó terriblemente a la de Mireia.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Anda, mira a las dos señoritas de alta alcurnia, bebiendo té.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-¡Está bueno! -exclamó Mireia, encantada. Romina asintió con la cabeza, sonriendo.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-A ver si vuestras notas son igual de buenas.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Mireia le sacó la lengua a la espalda de su madre mientras salía de la cocina, y Romina se atragantó con el té.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; min-height: 12px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Al otoño siguiente, Mireia se dejó caer en la cantina de la facultad donde estudiaba Romina para tomar un té juntas. Romina le había contado que, en el país donde había nacido, había costumbre de tomar té todas las tardes, lo que conllevaba una oferta mucho más amplia y asequible. Mireia tomó un sorbo de su té negro de bolsita y gruñó algo acerca de lo difícil que era tomarse una taza en condiciones en aquel país de cafeinómanos.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-¿Cómo está yendo la carrera?</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Bien. Pero la gente es un poco rancia -bromeó Romina en voz baja-. ¿Y el módulo?</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Bah -dijo Mireia, sin mostrar ninguna emoción fuerte al respecto-. Pero la gente es simpática. Y hay varias chicas guapísimas.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Vamos, que estás estudiando mucho.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Ambas sorbieron su té en silencio, perdidas en sus recuerdos.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; min-height: 12px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-¿Me la vas a presentar algún día? -preguntó Romina desde la cama de Mireia unos meses más tarde. Mireia, examinando frente a su espejo de pie su aspecto con el conjunto que había elegido, frunció los labios, dudosa. Se arregló los volantes de la falda y los botones de la blusa floreada antes de contestar.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-¿A Sandra? Supongo. Aún es pronto. No me ha dicho nada de conocer a la familia ni nada. No quiero asustarla -se pasó las manos por la magnífica trenza negra que le colgaba sobre un hombro, alisando mechones rebeldes imaginarios. Romina se mordió el labio con envidia-. Bueno, ¿qué pinta tengo?</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-De miembro de la Sección Femenina.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Vete a la mierda -Mireia aderezó el insulto lanzándole una diadema acolchada, aunque sin intención de darle. Romina se agachó y sacó de su mochila un termo de aluminio. Le dio un sorbo melancólico, peleando con toda su alma por no comparar por enésima vez la gracia innata de su amiga con su natural robusto y desgarbado.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Pero bueno, ¿qué es eso? -inquirió Mireia mientras se calzaba.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Un termo de té.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-¿Te has comprado un termo? Pero ¿para qué?</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Pues para poder tomar té fuera de casa, ¿para qué si no? -explicó Romina.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Estás enganchada al dichoso té.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Qué va.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Claro que sí -dijo Mireia, sonriendo con malicia-. Siempre has sido un poco compulsiva.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-No es verdad.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-¿Ah, no? ¿Quién se comió seis huevos Kinder cuando estaba en quinto de primaria sólo porque quería tener todos los muñequitos de Pokémon?</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-¡¿Y quién se comió los otros seis?! -saltó Romina.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Mireia -contestó tranquilamente la madre de la susodicha, que pasaba frente a la puerta de la habitación con una cesta de ropa lavada. Las risas de las dos muchachas la acompañaron pasillo arriba hasta el cuarto de la plancha.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; min-height: 12px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">En el invierno de 2011, poco después de navidad, Romina recibió una llamada de móvil a las dos de la mañana. A la tarde siguiente salió de la cocina con una tetera en la mano para encontrarse con un bulto lloroso invadiendo su sofá. Sirvió dos tazas de Tie Kuan Yin y se sentó junto al bulto, preparada para escuchar. No era la primera vez.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Lo siento mucho -susurró Romina.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Soy una imbécil, tía -se oyó la voz de Mireia desde el fondo del bulto-. Me merezco lo que me pasa.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Sabes que no -dijo Romina, armándose de paciencia-. Anda, abre la manita.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Con algo de reluctancia, Mireia se enderezó en el sofá y recibió la taza. Bebió con timidez.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Oh -boqueó, con la voz aún áspera por el llanto-. Qué rico.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Una sonrisa de alivio cruzó la cara morena de Romina.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; min-height: 12px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">A las cuatro y media de la madrugada siguiente, Romina se encontró andando por una de las principales calles de ocio de Valencia, con una borrachera importante y una Mireia semiinconsciente agarrada a su espalda como un koala. Daba gracias en silencio por ser de espinazo fuerte, pero estaba empezando a sudar. Respirar, todo estaba en respirar. Mientras tanto, Mireia balbuceaba.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-La muy cerda nunca movió un dedo por mí. ¡Nunca! En la vida me preguntó cómo estaba ni qué quería. Y no te creas que cogió alguna vez un solo metro para venir a conocer a mis padres. Ni uno. Sólo pensaba en ella. Es una egocéntrica, eso es lo que es -hubo una pausa que duró varios metros. Respirar. Hay que respirar-. Oye, ¿pasa algo si te vomito encima?</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Si me vomitas encima te rajo en canal, ¿me has oído? -gruñó.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Vale.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Pausa.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Pfff, ¿no matarías ahora por un vaso de bubble tea?</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Romina puso los ojos en blanco, pero tuvo que sonreír a su pesar.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Sí.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-¿De qué?</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-De chai con leche y perlas de tapioca.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-No me gusta la tapioca.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Pues te jodes. Más para mí -en aquel momento se cruzaron con un animado grupo de universitarios, que observaron con curiosidad a la muchacha de los tacones de aguja que se balanceaba sobre la espalda de una heavy con gafas.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-¡¿Y VOSOTROS QUÉ COÑO MIRÁIS?! -berreó Mireia.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-No le hagáis caso a mi amiga. Está un poco sensible.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; min-height: 12px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">En la primavera de 2014, el día de su cumpleaños, Romina recibió un paquete en su habitación del Lucy Cavendish College. Entusiasmada, apartó el portátil y los libros del escritorio donde esbozaba su tesis, y arrancó el papel, revelando un paquete de té ("Esencia de Valencia" rezaba la etiqueta) y una foto enmarcada de Mireia abrazándola el día de su graduación. Sonrió al ver las ridículas sonrisas de ambas, y cómo Mireia se había puesto la beca azul celeste de Romina a modo de peluca. Sobre el cristal había pegado un post-it con una escueta nota manuscrita. "A ver si vuelves pronto. PERRA".</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Romina se preparó una taza con la tetera eléctrica de su habitación (glorioso invento aquel) y se tomó un respiro para bebérsela en el alféizar de la ventana, mirando la lluvia caer sobre los oscuros tejados de Cambridge. Allá en casa, en Valencia, los naranjos estarían floreciendo, perfumando la ciudad, y el sol calentaría las calles. Pensó en las mañanas de domingo pasadas en la azotea de Mireia, echadas sobre una toalla, hablando de todo y de nada y recordando trastadas de tiempos pasados, buscándole formas a las nubes que viajaban por el cielo azul. Romina saboreó un sorbo de aquel té Sencha, perfumado a naranjas y flores y sol, y lloró quedamente, acompañando al cielo gris de Inglaterra.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; min-height: 12px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Una noche de 2019, una mujer llamada Cristina entró en la consulta de urgencias de un hospital valenciano con dos vasos de corcho llenos de un té malísimo. Mireia estaba sentada en la camilla, con un brazo entablillado en alto, mientras Romina, sentada a su lado, negaba con la cabeza.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-¿Por qué te has metido en la pelea, Mire? Ya era bastante malo que vinieran a por mí, pero que encima te llevaras tú la peor parte...</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Me importa un pito. No voy a dejar que te traten así, y menos que te levanten la mano. Punto y final. Se van a acordar el resto de su vida de esta noche.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-¿Valía la pena que te dejaras la mano así?</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-PIENSO REVENTARME LA OTRA MANO EN LA CARA DEL PRÓXIMO ANORMAL QUE TE LLAME "SUDACA", ¿ME HAS OÍDO?</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La médica encargada del caso dio un saltito de susto. Las dos amigas guardaron silencio, cada una absorta en su propio mundo interior, sin reparar en Cristina, que miraba la escena aún sujetando los vasos. Al cabo, Romina carraspeó y habló con voz extraña.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Oye, ¿sabes que te quiero mucho?</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Cristina vio a Mireia sonreír para sí, un ligero rubor coloreándole las mejillas. Luego le dio un golpecito en el brazo a Romina con la mano buena.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-No me seas cursi, tía.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Cristina dio un paso adelante para hacerse notar.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Les he traído té a las dos heroínas de la noche -anunció, haciéndolas reír.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Anda que -le comentó Romina, mientras recibía agradecida su vaso-. Menuda pieza te has buscado.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Ambas se miraron y sonrieron, unidas por un sentimiento común.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; min-height: 12px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Estoy segura de que la mayoría de bebedores de té del mundo pensaría que esto es una aberración -dijo Mireia dudosa, una tarde cálida de abril de 2021.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-¡Qué va, los rusos lo hacen! -replicó Romina con entusiasmo, vertiendo un generoso chorro de ron en las tazas donde humeaba su última reserva de té de navidad.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-¿Los rusos? ¿En serio?</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-…bueno, creo.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Esto va a acabar mal. Lo presiento.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-¡Bebe y calla!</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Mireia maldijo en silencio a los rusos, o a quienes carajo fueran, varias horas más tarde, cuando se encontró a sí misma en un bar de drag queens, ataviada con un sombrero ridículo, y Romina gritó a pleno pulmón "¡Eh, que esta es la novia! ¡Se casa el sábado!", atrayendo sobre ellas la atención de todo el enfiestado personal, que pronto las cubría de bromas y purpurina. "Te voy a matar" le dijo Mireia moviendo los labios mientras la arrastraban al escenario. Romina sólo sonrió con malicia y alzó su copa en su dirección en un brindis silencioso.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; min-height: 12px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Varios años más tarde, uno de los mellizos de Mireia y Cristina rompió sin querer la tetera favorita de Mireia, una delicada creación de porcelana floreada que Romina le había traído de Cambridge. Mireia se mordió el puño, Cristina corrió a llevarse al niño antes de que las cosas se pusieran feas, y Romina estuvo riéndose de su amiga el resto de la semana. Una noche, meses después, la pareja salió y dejó a los niños en casa de Romina.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Mirad -les dijo, mostrándoles la alacena donde guardaba su juego de té-. Estos son los juguetes de la tía Romina. Son muy bonitos y se pueden mirar todo lo que queráis, pero si os pillo tocándolos, os mato, ¿vale? -y les sonrió de oreja a oreja.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Los mellizos, que tenían cuatro años en aquel entonces, se miraron asustados.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; min-height: 12px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Una tarde de otoño de 2038, Luis, uno de los mellizos, apareció en la puerta de Romina con semblante desolado. Ésta lo recibió con una taza bien dulce de Lapsang Souchong en la que deslizó un chorrito de ron, haciéndole prometer al adolescente que no le diría nada a Mireia y a Cris. Se tomaron el té mientras Luis hablaba sin parar, mirando insistentemente el fondo de su taza, como buscando respuestas para su angustia.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-¿Por qué no le has dicho nada a tus madres? -le preguntó Romina al cabo, pasándose la mano por la nuca.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Porque se reirían de mí.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Romina sonrió con dulzura.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Ya verás cómo no.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; min-height: 12px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Un domingo de primavera, Romina estaba sentada en una silla de mimbre en la azotea de la casa de Mireia y Cristina, disfrutando del tibio viento de Poniente que jugaba con su pelo gris. Mireia entró con una bandeja de té bien surtida y se sentó a su lado, dejando los bártulos en una mesita.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-¿Cómo fue todo en aquella… ponencia tuya, o lo que fuera?</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-¿Las jornadas? Bien. Sólo que un doctorando pomposo que hasta hace dos días tenía que pedir permiso para ir a mear se cachondeó de mí en la cena. Dijo que era extraño que los fósiles fueran estudiados por otros fósiles. Se creía que no lo oiría. El muy cretino.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-¿Le dijiste algo?</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-No. Pero no te creas que esto se va a quedar así. Ese mocoso no sabe con quién se ha metido -y Romina frunció el ceño en ademán vengativo.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Es un niñato estúpido. Olvídate de él.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-¡De eso nada! No he llegado hasta aquí para aguantarle groserías a ese currutaco. Se va a enterar.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Ay, Romina, siempre fuiste un poco obsesiva -bromeó Mireia con malicia.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Ya está otra vez la vieja esta -gruñó Romina, con una media sonrisa.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Eh, ¿quién se bebió un litro de oolong la primera vez que le refutaron una teoría?</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-¡¿Y quién se bebió el otro?!</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">-Mireia -replicó Cristina, que pasaba junto a la puerta de la terraza rumbo al lavabo.</span></div>
<br />
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Las risas de las dos mujeres se elevaron hacia el cielo despejado de Valencia.</span></div>
<div style="margin-bottom: 5px; text-align: justify;">
<div style="text-align: left;">
</div>
</div>
Belsanhttp://www.blogger.com/profile/02366008753784185497noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-5273365760759184760.post-31882594170869909782014-09-29T07:19:00.000-07:002014-09-29T07:19:16.587-07:00Regreso a Avalón<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgGF2tjxAlYa04DO_Xqd-b8MJAlwSF6XJLPgthQhkozfjEVhP0Cm6cVdF4PPxc5eKMV2rv1s_pqETRmNoUwcvlKnrjljhzWlLB63DIHDdGseIJYe1FvL6ZkzfffQI27Dkzlj0bvdChVZyM/s1600/avalon.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgGF2tjxAlYa04DO_Xqd-b8MJAlwSF6XJLPgthQhkozfjEVhP0Cm6cVdF4PPxc5eKMV2rv1s_pqETRmNoUwcvlKnrjljhzWlLB63DIHDdGseIJYe1FvL6ZkzfffQI27Dkzlj0bvdChVZyM/s1600/avalon.jpg" height="213" width="400" /></a></div>
<br />
Al final, todos volveremos a Avalón.<br />
<br />
No importa qué tan lejos nos haya llevado nuestro camino, tarde o temprano surcaremos las aguas del lago de vuelta a nuestro hogar, entre cortinas de niebla y más allá. Nuestro corazón aún recuerda las palabras de poder para abrir el cofre de las brumas. Avalón, Avalón, isla sagrada, hogar.<br />
<br />
Todos somos huérfanos de Avalón, y añoramos con la voz rasgada de nuestra médula el hogar perdido. Algún día esa nostalgia, inscrita en el lugar donde nace la sangre, nos guiará de vuelta a casa. A Avalón.<br />
<br />
Al final, todos volveremos a Avalón.<br />
<br />
El amor es una rueda, dice la voz de la Madre; el amor es eterno. El amor fecunda y transforma y recarga y renueva: así es como se mueve el mundo, así es como giran las estaciones y se levantan las hogueras. Paso a paso los dolientes hacemos el camino de regreso, los pies descalzos lastimados y el corazón cargado de lágrimas, siguiendo el sendero de candiles que sube el promontorio de la isla, cantando lamentos de añoranza y deseo. Sobre la cumbre del Tor la Madre finalmente nos acogerá en sus brazos. Para siempre.<br />
<br />
Al final, todos volveremos a Avalón.<br />
<br />
En nuestros suspiros ha quedado atrapado para siempre el aliento de los manzanos. En el brillo de nuestras lágrimas la plata del lago. Avalón nos dejó en este mundo. A Avalón hemos de regresar algún día. Incluso en los momentos de más agrio quebranto, el eco de nuestra alma trae el dulce resonar de los cánticos y las campanas; y cerramos por un momento los ojos hinchados de llanto y sonreímos a través de la pena, pues a pesar de este sufrimiento el hogar aguarda, algún día. Avalón siempre aguarda.<br />
<br />
Al final, todos volveremos a Avalón.<br />
<br />
Y será el peregrinaje final al santuario bajo la montaña un viaje a las entrañas de nuestro propio corazón. La sangre y la leche; la Madre cuida de nosotros, la Madre vela por nosotros, la Madre está en nosotros. Madre, Madre, no nos olvides, pues sin ti no somos más que gritos en el viento.<br />
<br />
Al final, todos volveremos a Avalón.<br />
<br />
Y ese día la bruma se cerrará a nuestras espaldas, y seremos salvos para siempre del dolor y la amargura de la tierra, caminando bajo las estrellas, desnudos de cuidado, en el Mundo entre los Mundos. En el abrazo de la Madre. Para siempre. En la gloria de la Madre. Por siempre. Pues la Madre es el amor, y el amor es el señor de todo.<br />
<br />
Algún día, todos volveremos a Avalón.<br />
<br />
Y Avalón nos estará esperando.<br />
<br />
<br />
<span style="color: #6aa84f;"><b>Música: The English ladye and the knight (Loreena McKennitt)</b></span>Belsanhttp://www.blogger.com/profile/02366008753784185497noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5273365760759184760.post-44663890487281730992014-09-09T18:09:00.002-07:002014-09-09T18:10:33.453-07:00Camino a casa<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-XApVw05qhjoPLOA-Zt2okF-Na3ucGCkir6mCe8vNQJun3qt-7LW4YXmnPPsqih59r0N1wImKHjff0dTjXHwdXw9bnccZDaKMn1194UmKkm3WwwhvclMu9cB7HXKRl2QiXcn0EK5O9D4/s1600/lapsus-calami.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-XApVw05qhjoPLOA-Zt2okF-Na3ucGCkir6mCe8vNQJun3qt-7LW4YXmnPPsqih59r0N1wImKHjff0dTjXHwdXw9bnccZDaKMn1194UmKkm3WwwhvclMu9cB7HXKRl2QiXcn0EK5O9D4/s1600/lapsus-calami.jpg" height="247" width="400" /></a></div>
<div>
<br /></div>
Me pesan los ojos<br />
<div>
pero me patea el corazón:</div>
<div>
parece que fuera a reventar</div>
<div>
como un bolígrafo en un cambio de presión.</div>
<div>
Algún día me volará el pecho</div>
<div>
y dejará una mancha de tinta</div>
<div>
como un lirio.</div>
<div>
Qué dicotomía tan histérica;</div>
<div>
ya no sé si podría entenderme sin ella.</div>
<div>
Qué pena de mí.</div>
<div>
Qué gracia.</div>
<div>
Cuantísima energía,</div>
<div>
cuánto agotamiento,</div>
<div>
no sé qué hacer con ellos.</div>
<div>
A las cuatro de la mañana soy invencible,</div>
<div>
a las cuatro de la tarde me estoy muriendo.</div>
<div>
Qué le voy a hacer.</div>
<div>
Es el único vicio que tengo.</div>
<div>
Tengo que parar.</div>
<div>
Majo, tienes que parar.</div>
<div>
Porque el mundo sigue</div>
<div>
y a ti la ansiedad te tira de los pies</div>
<div>
y no sabes qué vas a hacer</div>
<div>
contigo.</div>
<div>
[Aquí es donde canto:</div>
<div>
"¡Quita esos ojos húmedos</div>
<div>
de los míos sonrientes!;</div>
<div>
te creía más</div>
<div>
hace un segundo"].</div>
<div>
Oh, por dios.</div>
<div>
Tienes veinticuatro años,</div>
<div>
coño.</div>
<div>
En vez de tuntuntún</div>
<div>
mi corazón hace lalalá.</div>
<div>
Quién iba a decir que al final</div>
<div>
acabaría peleándome conmigo misma</div>
<div>
(de nuevo),</div>
<div>
sólo que esta vez es en serio</div>
<div>
porque ya no hay años para pensárselo,</div>
<div>
sólo un vasto</div>
<div>
y profundo desconcierto.</div>
<div>
¿Qué va a ser de mí?</div>
<div>
A saber.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Habrá que intentarlo.</div>
Belsanhttp://www.blogger.com/profile/02366008753784185497noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5273365760759184760.post-20034428922023881272014-09-05T07:46:00.002-07:002014-09-05T16:29:35.135-07:00Cosa de adultos<br />
-Era una discusión muy seria, así que hice lo que cualquier mujer adulta haría.<br />
<br />
-¿Sí? ¿El qué?<br />
<br />
-Bajarle los pantalones y salir corriendo.<br />
<br />
<br />
<span style="color: #3d85c6;"><b>Que nadie haga preguntas porque no hay respuestas para esto.</b></span>Belsanhttp://www.blogger.com/profile/02366008753784185497noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5273365760759184760.post-16452760507598173212014-08-30T17:57:00.000-07:002014-08-30T20:54:54.649-07:00Acerca de la educación y sus vicios<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkfu742QVEUUu9pbyp1qV-TzfdI2xN5SuTXE84NbVsxIQSjsZzPdf9tGzyZHrlAeCcBxagZJzRoiQTRZ0l_-es1f6WdtCfTP3gU9_GXtqfx9Ym9HLkg9oMJj5hLNCfhjv1KxVpfOQtqS8/s1600/Stained_White_Rose_by_Caligari_87.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkfu742QVEUUu9pbyp1qV-TzfdI2xN5SuTXE84NbVsxIQSjsZzPdf9tGzyZHrlAeCcBxagZJzRoiQTRZ0l_-es1f6WdtCfTP3gU9_GXtqfx9Ym9HLkg9oMJj5hLNCfhjv1KxVpfOQtqS8/s1600/Stained_White_Rose_by_Caligari_87.png" height="300" width="400" /></a></div>
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Pero la mandaste callar, y ella aprendió que sus palabras no valen. La castigaste por hablar, te reíste con la comisura de la boca, y ella aprendió que la humillación es todo cuanto espera a quien trata de hablar por sí misma. La deslegitimaste por su aspecto (pues ¿quién no lo haría?) y ella aprendió que su ropa y su maquillaje cuentan mucho más que sus ideas.<br />
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¿Crees que no lo recordará cuando crezca? ¿Crees que tu desprecio no ha dejado una muesca profunda en su autoestima, crees que la vergüenza no ha metido un alfiler amargo en una flor que aún no se había abierto? Nunca más volverá a estar intacta. No has sido el único, ni lo serás. Algo era importante para ella, una voluntad y un cambio estaban a punto de nacer, y tú reventaste ese vaso contra el suelo. Y como a ti no te duele, no te arde, no te hunde, no te pesa, nunca lo sabrás. Pero algún día ella no sabrá decir que no, y tú querrás echarle la culpa.<br />
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Pero fuiste tú.<br />
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No, no es fácil.<br />
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Pero fuiste tú.Belsanhttp://www.blogger.com/profile/02366008753784185497noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5273365760759184760.post-50875272341189834952014-08-22T15:41:00.000-07:002014-08-30T17:32:20.545-07:00Parálisis del sueño<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhc0M-TedhX_X5twy114VRLqMyCHm5IfgikcmTm6p-9ZkYGfQYRbshPk5aBmXtc5vOWsSrXDJIplguj48JHc6SYFnX55XBKNOB88EH4qujJRIE2vF1JaeCjONTBlranmEUgC5Zknx8MqW4/s1600/La+pesadilla+-+Johann+Heinrich+Fu%CC%88ssli.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhc0M-TedhX_X5twy114VRLqMyCHm5IfgikcmTm6p-9ZkYGfQYRbshPk5aBmXtc5vOWsSrXDJIplguj48JHc6SYFnX55XBKNOB88EH4qujJRIE2vF1JaeCjONTBlranmEUgC5Zknx8MqW4/s1600/La+pesadilla+-+Johann+Heinrich+Fu%CC%88ssli.JPG" height="323" width="400" /></a></div>
<br />
Una lee tantas y tantas veces escenas de este tipo en los libros, que acaba haciéndose una idea equivocada de cómo funcionan estas cosas. En los libros, el protagonista siempre se despierta en una explosión de horror, incorporándose en la cama de golpe, oyendo un grito terrible que sólo a mitad de camino se da cuenta de que es suyo. Respiración acelerada, pulso disparado, sudor frío perlando la cara. Todo muy cinematográfico.<br />
<br />
Las cosas no son así. Las cosas casi nunca son así.<br />
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Y ya no es sólo porque raramente una se incorpora en la cama, o en el sofá, o donde sea que haya tenido la mala idea de dormirse; no es sólo porque el cuerpo traidor apenas y se mueve en momentos así, atrapando a una mente que patalea desesperada en un cepo pesado como el hueso. No es sólo por el calor, ese calor insidioso, sordo, resbaladizo, que incendia la cabeza y derrite la piel; no es sólo por esa sed criminal que abrasa una garganta absolutamente incapaz de pedir ayuda. Ya ni siquiera, demonios, es por ese despertar viscoso y convulso que te arroja desde una pesadilla callada como la muerte a una boca de par en par que sin embargo no grita. Que no puede gritar. Y te atragantas con tu propio pánico y el dolor de cuerpo y un alivio temeroso que nunca llega demasiado pronto, y que nunca dura para siempre.<br />
<br />
No.<br />
<br />
Si todo esto es tan distinto a cómo nos lo cuentan los libros y las películas; si está una tan poco preparada para esto; si es esto tan aterrador y tan desesperante, es por la quietud.<br />
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Las manos que en el sueño arañan histéricas y en la realidad se niegan a mover los dedos. El grito desgarrador que al otro lado no es más que un suspiro que ni siquiera hace ruido. Los chillidos de socorro que hacen eco en la mente y afuera se encuentran con una boca cerrada. El cuerpo que se niega a despertar mientras poco a poco se va quedando sin aire…<br />
<br />
Eso, eso es lo peor de todo.<br />
<br />
El silencio.<br />
<br />
La parálisis.<br />
<br />
No es un dramático salto entre el sueño y la vigilia; eso sería movimiento, actividad; sería vida. Despertar de una de estas pesadillas no es despertar. Es escapar arrastrándose con el borde de las uñas de un horror gelatinoso, reptante, cada vez más grande; y sé que la muerte aguarda el día en que ya no pueda arrastrarme más. Es sólo cuestión de tiempo. Hace mucho tiempo que sé que esa es la manera que ha elegido la muerte para llevarme.<br />
<br />
<br />
Pero no me encontrará.<br />
<br />
Ya lo he decidido.<br />
<br />
<br />
<span style="color: red;"><b>He sufrido episodios más o menos frecuentes de parálisis del sueño desde la infancia tardía. Es uno de los horrores más grandes a los que me he enfrentado; es inocua, pero no vale de nada saberlo cuando estás teniendo una crisis y sientes que te asfixias contra tu propia almohada porque tu cuerpo se niega a hacerte caso y levantarte. Así que sí, es material de relato de terror. Algún día ampliaré este concepto y escribiré un cuento más largo. Hasta entonces, sólo queda rezar porque esta noche no toque.</b></span>Belsanhttp://www.blogger.com/profile/02366008753784185497noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5273365760759184760.post-6821122704037356672014-07-30T16:52:00.000-07:002015-10-19T05:12:21.884-07:00La quinceañera que llevaba un cutter en el bolsillo<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLwqYgNpXeItrjjQ5c1FUmReS0bQb8be5MbAlDZZC6zaGoX3mc0TaIFj-RVWuXrVTNMdHnNjiY1HBdNYdV2w44otY0rG5BrfaCeChe6c-Pk0KFedgi6CE0xfApIuDGnFnr2nZl_W3o4Rg/s1600/_suelo_.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="297" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLwqYgNpXeItrjjQ5c1FUmReS0bQb8be5MbAlDZZC6zaGoX3mc0TaIFj-RVWuXrVTNMdHnNjiY1HBdNYdV2w44otY0rG5BrfaCeChe6c-Pk0KFedgi6CE0xfApIuDGnFnr2nZl_W3o4Rg/s1600/_suelo_.jpg" width="400" /></a></div>
En nuestra cultura hay un odio encarnizado hacia las chicas adolescentes, y no lo soporto.<br />
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En el imaginario colectivo, una chica adolescente es una criatura ridícula. Gritona, histérica, <i>poser</i>, que se pone a llorar a la primera de cambio y hace cualquier cosa única y exclusivamente para llamar la atención: tener sexo, desnudarse en las redes sociales, autolesionarse. Pareciera que las chicas adolescentes son estúpidas y superficiales e ignorantes, criaturas privadas por completo de creatividad y de buenas ideas, que repiten las cosas que se les enseñan sin cuestionárselas (a menos que hacerlo las haga verse bien), vanidosas y vacuas, gobernadas por una emotividad exacerbada que las hace inútiles para cualquier cosa que no sea gritar por su celebridad favorita o lloriquear por un fracaso amoroso. Pareciera que las chicas adolescentes son el crisol de todo lo patético e inútil. Haced memoria. ¿Cuántas veces habéis visto, en la vida real, en una película, en internet, a alguien deslegitimar la opinión de otro alguien comparándolo con una niñita tonta? ¿O esgrimir que la fanbase de un grupo de música consta de un montón de crías de quince años como el peor insulto que un músico puede recibir? ¿Burlarse de un producto cultural, sea el que sea, porque es para chicas adolescentes y por ende indigno de interés?<br />
<br />
Muy bien. Ahora, ¿cuántas veces habéis visto que se haga lo mismo con los chicos de la misma edad?<br />
<br />
Exacto.<br />
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Los chicos adolescentes aparecen en nuestra cultura como seres de pleno derecho, con pensamientos complejos y deseos dignos de tener en consideración. Se escriben libros y libros, guiones y guiones desde su punto de vista. Pobre quinceañero solitario a quien nadie comprende, con un alma tan pura y tan profundamente desengañado, exponiendo su compleja visión del mundo, sus más profundos anhelos cruelmente ignorados por un mundo demasiado ignorante y estúpido para él. Y tal vez al final de la historia sea premiado por su originalidad con una chica, un personaje que resulta fascinante y atractivo en la medida en que cumple las fantasías del muchacho en cuestión (una <i>manic pixie dream girl</i>), pero que no tiene iniciativa, ni independencia, ni ambiciones aparte de ser su interés romántico. Alguien escribe un libro sobre este adolescente (y dios, la de libros así que me habré pasado por la cara) y los críticos se asombran ante el crudo retrato de la adolescencia y su sufrimiento. Un libro igual con una protagonista femenina, y sólo lo leerán otras chicas de quince años (chicas desesperadas y sedientas por un mínimo de comprensión) porque el resto del mundo se lo sacudirá de encima con un "huevadas de crías". ¿Cuántos libros para chicas has leído tú, lector? Cosa graciosa, a lo largo de mi formación yo he leído decenas y decenas de libros "de chicos". Los académicos los llaman "clásicos de la literatura".<br />
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Otra cosa graciosa: durante la redacción de este artículo, el corrector de Chrome ha sustituido una y otra vez "quinceañero" por "quinceañera". Una quinceañera existe y todos lo saben, como hemos visto más arriba. Un quinceañero, por su parte, sólo es un hombre hecho y derecho, pero un poco más bajito. Obviamente Chrome no ha oído hablar de las puestas de largo latinoamericanas.<br />
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Podría pasarme toda la noche dando ejemplos, pero ya es suficiente. Sé muy bien que a las chicas adolescentes se las trata como a mierda, porque yo he sido una. Y he crecido rodeada de ellas. Mis amigas fueron adolescentes conmigo. Tengo una hermana que lo fue hace poco y una prima que aún está peleándose con ello. Si eso no es experiencia suficiente, nada lo será. Culturalmente, a las chicas adolescentes se las considera el detrito de la sociedad occidental.<br />
<br />
Y yo me cago en eso de una manera bestial.<br />
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Realmente, el motivo principal por el que estoy haciendo esto es por la adolescente que fui. Y por todas las chicas que ahora están en la situación en la que estuve yo. Angustiadas y solas, sintiéndose atrapadas en un cuerpo que actúa solo y que sin embargo parece demasiado pequeño para contener todos sus deseos, sus ideas, sus profundas ansias de vivir; y rodeadas de imbéciles que se ríen de ellas a mandíbula batiente, que les ponen la zancadilla y luego se descojonan cuando se caen, que esgrimen su edad y su género como motivo suficiente para no tomar en serio nada de lo que piensan, de lo que dicen, de lo que puto sienten. Imbéciles que se burlan de las cosas que ellas disfrutan, aman y crean, de todas esas cosas que en un chico serían creatividad desbordante y en ellas son porquería. Imbéciles que se masturban mirándolas con una mano mientras las señalan como putas con la otra. Imbéciles que ni siquiera les conceden el derecho a sentir o a ser vulnerables: si quieres jugar en nuestro juego, tendrás que dejar que te escupamos y te pateemos todo lo que nos dé la gana; a la mínima que digas "ay" te vas a rincón a llorar. ¿No querías jugar? Pues come mierda. La adolescente que fui yo se merecía alguien que la defendiera, y no la tuvo. Le debo por lo menos esto.<br />
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Amo a la adolescente que fui, y a todas las chicas adolescentes del mundo. Amo su risa y sus lágrimas. Su ansiedad vital, sus crisis existenciales, y sí, su vulnerabilidad emocional. Pero también su infinita curiosidad, sus ideas brillantes, su inmensa, ignorada creatividad. Amo a las adolescentes que escriben poesía mala en una libreta que no enseñarán ni bajo tortura y caminan por la calle con los cascos puestos, escuchando música y sintiendo que se elevan sobre las cabezas de los demás, andando por el aire. A las que se miran al espejo y se sienten partidas por la mitad, entre el odio acérrimo a sus propios cuerpos que la sociedad les ha inculcado y la fascinación ante la belleza que intuyen en ellas, su unicidad, su potencial, sus sueños: un reflejo dividido entre el monstruo que les han dicho que son y la criatura magnífica que sospechan que pueden ser. A las que corren cada día un kilómetro más, las que se miden con el saco de arena, las que regresan a casa oliendo a óleo y aguarrás, las que corren a la casa de sus amigas con la única intención de poner el hombro, las que se rompen el lomo delante de sus deberes, las que se pelan las clases para mirar las nubes, las que sienten que les pican los ojos ante la perfección matemática del universo, y no por eso dejan de tener quince putos años.<br />
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Amo su llanto. Sus decepciones. Esa furia que su entorno desestima como rabietas de niñita engreída y que realmente es un monstruo incendiario, magnífico, terrible, inflamado por todos los dioses, capaz de convertirlas en una fuerza transformadora y un motor de cambio, llevándoselo todo por delante. Amo sus cuerpos palpitantes, en flor y un poco locos, esos cuerpos que todos (los chicos de su edad, los viejos verdes que las rondan, los políticos y las multinacionales) reclaman y quieren poseer, pero que son de ellas, de ellas, de ellas y de nadie más; y rezo a la mañana todos los días porque ellas lo sepan, porque no se dejen engañar, porque siempre sepan que son suyas, suyas para siempre, y que nadie se los puede robar.<br />
<br />
Amo su pasión. Su risa. Amo su inabarcable entusiasmo, sus saltos de alegría ante un concierto de su grupo favorito, sus ojos húmedos al final de una película, sus manos dando palmas y su mirada brillante ante esos pequeños instantes de felicidad que se merecen más que cualquier otra cosa. Sus abrazos y sus besos. Amo a las quinceañeras obsesionadas, que coleccionan recortes y revistas y juguetes y lo que sea, y se ahogan en el mar de lo que aman con la fe de un creyente. Amo a las quinceañeras frikis que chillan con un capítulo nuevo, con un cómic nuevo, amo el fanart que dibujan, el fanfiction que escriben, amo el slash que tiran a la cara de los pesos pesados de la comunidad geek, que las acusan de fangirls histéricas que lo estropean todo (porque no quieran los dioses que las mujeres tengan deseos que no los satisfagan). Me pondré delante de ellas lo que haga falta, con una espada llameante y un rugido de leona, me dejaré la piel para que sigan creando, inventando, desafiando, cambiando.<br />
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Y amo (ay, cómo amo) las cicatrices de sus antebrazos y sus muslos, los lugares donde han sido besadas por el cutter o la navaja o los alfileres, donde un timbrazo de dolor agudo se ha llevado por unos minutos la ansiedad salvaje que les come el estómago. Sí, esas autolesiones que han tenido que oír al imbécil de turno decir "qué estupidez, ¿por qué haces eso? Da un puñetazo en la pared o algo, no hagas eso". Porque él es un HOMBRE y dar puñetazos a la pared hasta reventarse los nudillos es de HOMBRES, pero hundirse un cutter en la piel es de mujeres y de maricones. Amo esos cortes sangrantes de su alma dolida y de su ego estrangulado, y hostiaré a cualquiera que intente hacerlo pasar por un intento de llamar la atención que no se merece dos miradas. Por supuesto que intentan llamar la atención, idiota; tú también lo harías si todo el mundo te ignorara y se burlara de ti. Amo a estas chicas, y besaré con reverencia cada una de sus cicatrices. Porque nadie lo hizo con las mías. Y tal vez, en ese momento, ese respeto que nadie me dio habría bastado para detener la mano que sostenía la navaja.<br />
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Las amo, amo tantas cosas. La manera en la que se tragan los rechazos amorosos (porque no tienen friendzone que reclamar, ellas les deben sexo a los chicos, al revés no funciona). Sus desórdenes alimenticios, su ansiedad, sus ataques de pánico, sus depresiones; todas esas enfermedades a las que nadie presta la atención debida porque se consideran de "niñas consentidas que no valoran lo que tienen", qué casualidad. La forma en que han normalizado de tal manera los mensajes acerca de su debilidad, su falta de valor, su estatus secundario, que ya no oyen esos gritos furiosos, y avanzan de cara al huracán sin parar, porque no saben que están heridas, porque confunden el dolor con la vida real. Su fragilidad y su arrolladora, titánica fortaleza.<br />
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Las amo. Las amo desesperadamente porque se lo merecen, porque han sido vejadas y humilladas y ridiculizadas a diario y yo sé mejor que nadie que se merecen amor. Las amo porque yo pasé mis quince años rodeada de compañeros de clase, de profesores y de treintañeros que querían follarme, y de todos recibí el mismo mensaje: nadie va a escucharte, lo que tú quieras no importa, sólo eres material de pajas. Y era MENTIRA.<br />
<br />
MENTIRA.<br />
<br />
MENTIRA.<br />
<br />
Y hago esto por todas las adolescentes ninguneadas del mundo. Y hago esto por la quinceañera que fui, gritona, llorona, histérica a veces, pero que encerraba a una puta diosa dentro. A la adolescente rechoncha a la que los chicos escupían e ignoraban, cachonda y gruñona e inmadura pero merecedora de todo el respeto y el amor del mundo. No puedo regresar a quitarle el cutter de la mano. Pero puedo convertirme en la persona que la hubiera salvado.<br />
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María José, si puedes oírme a través de los pliegues de un tiempo que ya ha pasado,<br />
eres una persona maravillosa.<br />
Y te quiero.<br />
Más que a nada.<br />
Te quiero.Belsanhttp://www.blogger.com/profile/02366008753784185497noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5273365760759184760.post-28630204703829911762014-07-20T16:19:00.002-07:002014-07-21T03:42:34.627-07:00Celos<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwijAy6A8nA69U8DjEBZKnlDctpK9DDhJm1f_1M9pnIbcvr-uzbiBfwXI6CJZ4_wQcliCl0DjfQ-zlL8FA-2Wz4NFOqX9S3ofieS2HW2bE9rzO-Hd5NMjfRolcpiFcFJUOGlavGFVCnKg/s1600/image_6.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwijAy6A8nA69U8DjEBZKnlDctpK9DDhJm1f_1M9pnIbcvr-uzbiBfwXI6CJZ4_wQcliCl0DjfQ-zlL8FA-2Wz4NFOqX9S3ofieS2HW2bE9rzO-Hd5NMjfRolcpiFcFJUOGlavGFVCnKg/s1600/image_6.png" height="265" width="400" /></a></div>
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Ni siquiera los golpes te van a quitar esa ira. Tu propio bolígrafo sangra como sangran las palmas de tus manos al clavarles las uñas y como sangran tus dientes al apretar la mandíbula y como sangra tu estómago cuando se aprieta la cólera. Ningún golpe, ningún grito va a curar el ácido en tus venas ni los cuchillos en el fondo de tu garganta. Nada puede salvarte del puño que te estruja la tráquea hasta hacerla llorar. ¿De dónde sale esta energía negra que no se transmite ni se transforma, sólo crece y crece alimentándose a sí misma hasta ulcerarte por entero? Nada puede contener este pútrido vómito de terror. Nada. Y la ira ni siquiera te concederá la gracia de matarte.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span>
<span style="color: red; font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b>Estoy pasando a máquina los poemas de mis antiguas agendas de la universidad (he dejado las del instituto para después porque requieren una criba más meticulosa), y he encontrado esto.</b></span><br />
<span style="color: red; font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><b>No os preocupéis, todo acabó bien.</b></span>Belsanhttp://www.blogger.com/profile/02366008753784185497noreply@blogger.com2