domingo, 4 de julio de 2010

Et le printemps va vindre

Un rumor de cascos atravesaba la humedad helada de la madrugada. En la ciudad aún adormecida, el ruido de las uñas del caballo rompiendo el barro congelado, y su respiración acelerada podían oírse casi desde todas partes dentro de la muralla. Los artesanos que despertaban con el alba para cumplir con sus obligaciones sabían que sólo alguien muy importante podía haber conseguido que se le abrieran las puertas del oeste a esa hora del día. Debía de ser un embajador, o un mensajero de otro ducado.

Cuando el caballo pasó al galope por su calle, Gwenna se asomó por detrás de la grupa de la vaca y entrevió al desconocido montado que pasó como una exhalación bajo la luz de la vela con que iluminaba el establo. Debía de ser el mensajero. La comitiva llegaría con la mañana. Gwenna esbozó una sonrisa de satisfacción y volvió a ordeñar a la vaca. Había llegado el día.


Estoy embarazada otra vez, y esta vez será un parto múltiple. Siento fastidiarle la frase a Barney Stinson, pero esto va a ser... épico.

3 comentarios:

  1. Figuradamente, por supuesto! XDDDD
    La idea de quedarme embarazada y dar a luz en la vida real es una tortura que aparece en mis pesadillas ^^U

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  2. Ah, va bien saberlo xDD...

    (aunque siempre podrias encalomarle el crio a un colega mio que dice querer tener 20 churumbeles... si, esta mu colgao xDD)

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