En uno de los ventanales de la abandonada Facultad de Enología de Blasco Ibáñez, ocupada por los huelguistas, se lee escrito en spray negro "El sistema te odia".
No, no nos odia. Le damos igual. Nos pisará, nos prenderá fuego, hará lo que sea por seguir rodando, y ni siquiera oirá nuestros gritos.
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Es es mentira, no le damos igual. Nos necesita. No recuerdo donde ni cuando. Ni si fue algo que leí, ví o soñé. Pero rezaba algo asi "Nuestra sangre es lo que mantiene los engranajes del sitema en movimiento"
ResponderEliminarAsi pues no se conformara con aplastarnos. Nos arrollara y triturara, nuestros huesos solo seran arena que emita un desagradable sonido sin llegar a desgastar sus dientes. El sistema es una maquina sin piedad y sin fallo alguno, es la perfeccion, la maquina de movimiento perpetuo, la violacion de las leyes de la termodinamica. Su mera existencia es una aberracion alimentada con...
A quien cojones quiero engañar. Yo soy parte de la maquina, tu lo eres y ellos lo son. Pero lo malo no es ser parte de la maquinaria o ignorarlo. Lo malo, lo perfido del sistema es limitarte a asegurarte de que no te joda a ti. ¿Al fin y al cabo a quien le importan los otros? Eres una pieza de la maquinaria y como tal remplazable o mejor aun una pieza redundante. Asi pues es logico que sea un salvese quien pueda.
Tzunki, señor de nada
Pero que sea lógico no significa que sea válido X3
EliminarSí, todos somos piezas de una máquina. O células en un cuerpo. Olvidar a los demás no es una opción; no sé si el sistema nos necesita o no, pero nosotros nos necesitamos los unos a los otros, sin excepción. Puede que los de arriba nos odien o pasen de nosotros, eso lo tenemos dolorosamente claro. Pero olvidarnos de los demás, nunca. Nunca o estamos perdidos.