América, América,
digo tu nombre y te despliegas entera,
país a país,
selva, mar y sierra,
con una libertad que normalmente te niegan.
¿Cómo no pude perderme en tu mirada estando contigo?
¿Por qué he tenido que alejarme
para ver tu innúmera belleza,
como un charco de piedra
que gotea de norte a sur?
América, eres el mar rabioso
que muerde la costa en un alarido de espuma
y eriza la piel con su virulencia;
América, eres el grito de sirena
de las gaviotas.
Laberinto de secuoyas centinela
es América,
ardiente vegetación y humus perfumado
es América.
Las anchas praderas,
que son la mano de Dios,
se tienden al cielo orladas de lagos
y se visten de nube en invierno.
El espinazo de la Tierra
hiende con sus vértebras agudas
el velo impalpable del firmamento.
América, eres hija
de la quena y el tambor
y has amado a África,
a Europa, a Asia;
las besaste a todas
¡y qué acopio de delicias guardan tus labios!
América es la exquisitez promiscua
de la gloria y la miseria:
ahí donde Hernán y Malinche se besaron
sobre un maguey truncado
América es hija del amor y la barbarie.
Y ah,
¡cuánto has sufrido!
Ríos profundos como latigazos
te cruzan la espalda.
Y ah,
¡cuán rica eres!
Posees el oro del maíz
y la flor violeta de los Andes.
¡América!
El brote y la piedra,
la fruta y la sal,
la plata y la nieve.
América es pulpa jugosa
de una fruta en verano:
América es comino y papa,
ají, carambola, camucamu y lima,
América es camote y yuca,
América es mango y frijoles,
rocoto, chocolate, café, panela,
guayaba, chirimoya y piña
es América.
Cuchillas al cielo y carne humana,
hoz y telar,
púa y mazo,
eso es América.
Generoso pecho deshecho en rosarios,
continente y mar estrellado de islas,
América:
donde los toros de Pucará
flanquean la cruz del Nazareno.
Tú arrancaste tu corazón para los dioses.
América, eres americana,
y eres europea, africana y asiática,
y aun hoy eres nativa y española,
senegalesa, china, congoleña,
británica, italiana y japonesa;
América, eres americana.
Tierra prometida,
tierra ensangrentada,
¿cuándo te verás por tus propios ojos?
Tu rostro es cobrizo,
negro,
blanco
y ámbar;
tu voz es música de charango y marimba,
aullido de lobos y coyotes,
mar rompiente, quijada y cajón.
América.
¡América!
¿Cómo no pude perderme en tu mirada
estando contigo?