lunes, 16 de agosto de 2010

Sarakenoi


Hace años que vengo caminando
por encima de las dunas
con la piel azul como la piel
del cielo.
He viajado por tantos lugares,
todos iguales sobre esta manta de arena arrugada
y tan diferentes de sí mismas
bajo el cambiante ojo del sol.
El sol era una diosa antes de la llegada del Profeta
y parece que aún lo recordara
en el crepúsculo rosa y azul.
Llevo conmigo el viento que hace cantar
el lienzo de las jaimas
y mete los dedos en las dunas
y dibuja líneas sobre ellas.
Cuando la luna sube por el cielo
la tierra es un espejo de su blanco silencio.
La mordida de mis pies en la arena
sigue el ritmo de mi corazón.
Y yo también canto,
narrando los siglos:
ese músculo es el parche
de mi tambor.
Traigo entre mis ondas azules
el aroma del té y la leche
y el color de la miel en los amaneceres
y el sabor tan preciado del agua
que se esconde bajo la piel de la tierra,
reluciente como el sol.
Conozco la música del silencio.
Mi alma es de tela y varas
y cuando siente sed puedo recogerla
y llevarla a buscar las estrellas a lo lejos,
en otro lugar.
Hace tiempo que vengo caminando.
Cuando mi cuerpo no pueda más y duerma
mi espíritu se irá andando sobre las dunas.

Música: Yearning (Raúl Ferrando)

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