lunes, 26 de abril de 2010

Fe (Lucybell)


Fe
no es cerrar los ojos y a creer
como oveja en su prisión.
Creo en mi propio error.

Fe.
El viento sopla fuerte en tu piel,
de ellos me sostendré.
Creo en mi propio error.

Oh, fe,
córtate las alas y a correr,
nada te va a detener,
no no no no...

Fe
no es ver el camino y seguir
como oveja en su ceguez.
Cree en tu propio error.

Oh, fe,
córtate las alas y a correr,
nada te va a detener,
no no no no...

Oh, fe,
córtate las alas y a correr,
nada te va a detener,
no no no no...

Fe
si es tu arcoiris el que eclipsa el sol.
Fe
si es tu arcoiris el que eclipsa el sol.

Fe.
Dame fe.
Al final...

Fe,
córtate las alas y a correr,
nada te va a detener,
no no no no...


Click and enjoy.

domingo, 18 de abril de 2010

Estampas de adolescencia


Ah, Memoria mía,
inveterada pasión por la tragedia.
Tú eras una muchacha regordeta y jodida
que me odiaba desde el rincón donde odiaba a todo el mundo.
Tus ojos eran más góticos que cualquier horror.
Tus senos atragantados eran el graso ariete de tu existencia.
Tenías el cuerpo hinchado de líquidos,
de veneno y sangre,
de agua y de espanto,
y tu carne brillaba y temblaba
túrgida de misterio
como el fruto de la ciencia y el miedo.
Tenías la letra pequeña entonces
y aunque te faltaban las palabras
agarrabas tantas que se te caían de los brazos.
Llenabas las agendas de niñas llorosas
y sangrante poesía.
Odiabas el gris,
cara de los muertos,
y le rajaste la barriga para verlo manchado de sangre.
Sangre por todas partes.
Tu propio sexo sangraba
y ese perverso licor se enquistaba en tu vientre
y te transformaba en un monstruo,
haciendo que tus deseos fueran odio,
intoxicando tu cálida lujuria.
No habías conocido aún el amor.
Nunca echaré de menos a nadie
más que a esa virgen rabiosa y lúbrica
que aullaba a las puertas del Hades.
Aun intocada parías enloquecidos fantasmas.
Y en tu estómago siempre la flor del vértigo,
los ojos clavados en el abismo.
Nada de lo tan cierto y palpable que existe ahora
es tan real como lo imaginabas entonces.
Ah de la Memoria mía,
¿qué ha sido de tu intensidad arrolladora?
La mujer que nació de tus gritos sonríe a la vida,
pero temo que haya quedado estéril.

martes, 6 de abril de 2010

God save the kidney pudding

¿Qué hay, nenes?

Probablemente no os hayáis dado cuenta pero he vuelto a desaparecer de la red durante unos cuatro o cinco días. Ja, pero soy la maestra de la discreción y no os habéis coscado. Aha. En todo caso, no os preocupéis, estoy bien. Lo cierto es que he estado...



...dando por saco a Her Majesty. Sí, el chaquetón blindado con cabeza flotante soy yo.

En estos días rondando por la capital del imperio he vivido apasionantes aventuras. Como la cancelación del vuelo cuarenta y cinco minutos antes de que saliera por "falta de personal" (esto nos pasa por viajar en low-cost). O llegar a Stansted a las cinco de la mañana con un frío que habría hecho sentirse incómodo al Yeti. O encontrar un autobús que nos sacara del jodío aeropuerto y nos llevara a la otra punta de la ciudad, donde estaba la recepción del hotel (dos horas de camino, nada menos). O entendernos con un taxista pakistaní que conducía del revés. O descubrir que nuestro apartamento estaba a tomar por culo de la recepción y tener que ir andando desde Inverness Terrace hasta Lancaster Gate, con el susodicho frío y las maletas y con papá y mamá maldiciendo a la gran Inglaterra en varios idiomas.

Aunque ninguna de ellas tan tremenda como la difícil misión de vigilar a mi hermana, que perseguía a los chicos ingleses con inesperado tesón. No me preocupaba su honra, me preocupaban ellos.

A pesar de tan arduos inconvenientes, allá por la pérfida Albión hicimos enriquecedores descubrimientos. Conocimos al fálico Ben...


y también nos vimos las caras con la abadía de Westminster, donde mi hermana y yo emulamos a Chandler y Joey de Friends haciendo el monguis con una cámara de vídeo en la cola de entrada.



Y conocí a Boudicca, mi personaje histórico favorito y una de mis heroínas.


También hicimos la típica chorrinada de hacernos la foto con la cabina de teléfonos roja.


Uno de los deportes de riesgo británicos más extremos, empero, es la gastronomía. Creedme, arriesgáis vuestra vida. Podéis ser blandengues y comer en el McDonald's o en el Prêt-à-Manger (sandwiches muy ricos, por cierto), podéis ser listillos y comer en un restaurante japonés o hindú, que los hay mares, pero hasta que no os habéis enfrentado a un plato genuinamente inglés no entraréis del todo en el club de los tipos duros. Porque, seamos sinceros, en un país donde el plato nacional es el pescado frito con patatas fritas, el comensal sabe que tiene ante sí una brutal y sanguinaria carrera de obstáculos. Como el archifamoso steak and kidney pudding, es decir, empanada de filete y riñón, que tuve la oportunidad de paladear en el típico pub-restaurante inglés:


Me da igual cuánto la sirvan en Harry Potter y cuán rica digan que esté, ese pegostre olía a meao. Hacedle caso a la tita Belsan: no os metáis uno de esos en la boca a menos que dispongáis de una buena pinta de Guiness para enjuagárosla después (como bien podéis ver que hice ^^).
Pero como todo no van a ser marranadas, si bien los ingleses no se destacan por tener una cocina típica demasiado sabrosa (ajiem), sí que es cierto que en cuanto a pastelillos y demás delicadezas destinadas a acompañar el té, se lucen. He aquí uno de los mejor descubrimientos de la semana:


Se llaman cupcakes y son como magdalenas (pero más ricas que las pijadas del Starbucks) con un glaseado por encima. A lo mejor los conocéis de alguna peli; creedme, es como masticar un pedacito de cielo. Y hablando de pequeños tentempiés dulces, resulta que los ingleses también saben tocar los huevos en Pascua:



Los de Cadbury hacen unos chocolates buenísimos, pero estos en concreto son una pasada: por dentro tienen un relleno blanco y naranja, como si fueran huevos de verdad. En McDonald's hacen McFlurrys con ellos y todo, eso sí, sólo durante los días de Pascua, luego no los venden. Os imaginaréis en la mochila de quién acabaron la mayoría de los huevos del último stock del kioskero hindú de Tottenham Court Road... Ahora la gente ya no me toma en serio cuando digo que no me vengan con huevadas u.u

Pero no todo es comida, tampoco. Lo cierto es que he vuelto de Londres con algo más que varios pares de calcetines a rayas y una casaca de terciopelo a lo húsar (jodío mercado de Camden). Vuelvo también con un recuerdo imborrable en mi corazón. Sólo os diré cuatro palabras:

WE WILL
WE WILL
ROCK YOU!!

No puedo creer que haya tenido la suerte de ver un musical que lleva más de ocho años en cartelera, en uno de los teatros más antiguos del "little Broadway" de Londres. Y además uno con tanto contenido emotivo para mí como We will rock you. Nunca olvidaré el estruendo de más de dos mil pares de zapatos golpeando el suelo y manos aplaudiendo mientras los bohemians atacaban el "We will...", ni el nudo en la garganta durante el "We are the Champions". Por no hablar del espectacular bis con Bohemian Rhapsody. Qué pasada. Ojalá pudiera ver cosas así todos los días...

Y en resumen muy resumido esas fueron mis andanzas por la capital del imperio. Y por eso desaparecí-aunque-no-os-dierais-cuenta XD
Pero no os sintáis desplazados! Os he traído un regalo:


Gustáis?? ^^

(No me miréis así. Puede que sea una fulana borracha, pero si me insultáis me veré obligada a enseñaros mis calzoncillos con la bandera británica. Y no, no será sexy).