viernes, 23 de enero de 2015

La flagelante

¿Alguna vez has sentido
como si todo en el mundo se apoyara en tus hombros?
Como si toda la maldad,
toda la ignorancia,
toda la desidia,
toda la crueldad,
todo el horror de este perro mundo
descansase sobre tu espalda.
Oh, un dolor
         (Domine! Domine!)
que no puedo exorcizar,
que no parece querer irse.
Por eso camino
descalza y llorosa,
vestida de esparto
y con cenizas en la frente,
por eso ofrezco
a la noche silente
estos miembros torturados,
este gélido cilicio.
Llévate, llévate el dolor,
señor,
dame la paz.
Te daré la sangre de mis venas,
por favor dame la paz.
"Beguina, beguina,
benzodiazepina";
doblan las campanas
y la procesión de los difuntos
va cantando tu nombre.
Cuántos corazones, tan rotos.
Pero, ay, es que cuando muerde la navaja
algo aquí al fondo grita "¡Vienen!"
y la angustia corre a esconderse…
¿Cuántas noches más, dios mío?
¿Cuántas más
cruces de sangre,
rosarios de cuentas rojas,
cuántos?
Aparta de ti este cáliz:
lo he llenado con mis venas.

2 comentarios:

  1. Colega, no exageres, que el máster no es para tanto xD (Neko dixit en su habitual sensibilidad para la poesía).

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